La Coruña, en su esfera municipal, sufre el deterioro de las fuerzas mayoritarias, cuyo escaso poder de convicción, su falta de liderazgo y la corrupción parecen inclinar al ciudadano a buscar refugio en otras fórmulas de participación en la vida pública. El PP local circula con las luces apagadas y sin nada en el salpicadero; el PSOE repite su actividad de ciclostil. El resto de formaciones de izquierda con representación en el Ayuntamiento están atomizadas en su propio barullo. Por el centro, se hace visible Unión Coruñesa, dedicada a problemas domésticos y a rescatar valores tradicionales, malbaratados por okupas desconocedores de la historia. En el horizonte estival ha surgido la Marea Atlántica, remedo de otros movimientos regionales en la órbita de Podemos, que responde a recetas ya ensayadas, sin éxito, que habían sido ideadas con el exclusivo objeto de alcanzar el poder. Ahora su propósito inicial es la conformación de un frente (pléyade o falange) con otros gurpúsculos progresistas, cuyo viejo ismo es el distintivo de vanguardia. En la Marea Atlántica, que se mueve en La Coruña, caben solo los del mismo marchamo, como lo acredita la exclusión del PP y del PSOE, este último de momento. En el movimiento atlántico se muestran activos supervivientes de Nuca Máis, y sedicentes intelectuales, conocidos equidistantes, oradores de divulgación solemne, etc., que pugnan por ser algo, amén de algún personaje que en su paso por la política local dejó la impronta de su sectarsimo esquinero. El espectro social de la marea local será más amplio, pero en la actualidad los protagonistas referidos son los que más se hacen notar en labores de proselitismo. Se trata, en suma, de movilizar, repetimos a la sombra de Podemos, un núcleo suficiente para participar en las próximas elecciones municipales, convencidos, según proclaman, de que sus taumatúrgicos remedios bastarán para superar la crisis socioeconómica vigente. La historia, sin embargo, nos hace intuir que si tocan poder terminarán por rendirse al populismo financiero.

Otrosidigo

El líder de Podemos, Pablo Iglesias Turión, repite, como ideario, en sus intervenciones públicas y en las redes sociales: "La riqueza tiene como primer destino mejorar la vida de cuantos integran el pueblo. No es tolerable que masas vivan miserablemente, mientras unos cuantos disfrutan de todos los lujos". Concuerda exactamente con el punto número 12, de los 27 que estableció José Antonio Primo de Rivera como fundador de la Falange. O sea, lo mismo pero con voces marxistas o "leninismo amable" (sic). Es decir, voces que se burlan de los curas pero no de los mulás.