Agotado el arsenal de ideas, los candidatos en las próximas elecciones municipales recurren en sus propuestas al rigor administrativo, rebajar los sueldos de los políticos, transparencia, etc., tópicos repetidos cíclicamente. Coinciden, todos, en restablecer el Estado del bienestar, aunque la experiencia nos indica que la amnesia aflora enseguida, cuando llegan a María Pita. Negreira iba a sacudir todas las alfombras y se quedó con el polvo y otras inmundicias. El recurrente Estado del bienestar no es posible sin bonanza económica. Tuvo su apoteosis en la Argentina, en tiempos de Perón, con las enormes reservas de oro, divisas y otros tesoros acumulados durante su neutralidad en la guerra mundial, fruto del rentable comercio de granos y carne. Perón las utilizó para inocular su populismo, mal endémico cuyo virus pervive incurable. En La Coruña hubo un alcalde singular que, en tiempos electorales, confesó "haberse puesto cachondo", algo así como la euforia racial del ingenio reducida a cenizas primaverales, mientras en la periferia emergía algún advenedizo, afectado por el dengue antillano de la castroenteritis, con aspiraciones extralugareñas. Son ejemplos de la Galicia melancólica y de la reconocida tristeza cívica que nos invade. Tal vez, por esta razón, Feijóo busca alianzas periféricas. Aconseja pactar con Ciudadanos, cuyo centro de decisión está en Cataluña, región históricamente celosa de sus aranceles. Recuérdese que, hace siglos, sus políticos trataron de apropiarse del puerto coruñés. En ese atavismo, puede inscribirse el rechazo de Ciudadanos al AVE en Galicia y su negativa a abolir la confiscatoria Ley de Sucesiones. Las convulsiones políticas descubren la necesidad de un partido bisagra, sin ataduras, enraizado en la ciudad, alejado del vodevil PP-PSOE. Lo probable es que se acabe el ciclo de Negreira como alcalde y, al tiempo, como aguacil de Paco Vázquez.

Otrosidigo

Abel Caballero y el showman Paco Lodeiro, en sus horas libres, se entrenan para imitar la voz de Paco Vázquez, según comenta un diario compostelano. Lodeiro lo puso a prueba con éxito, en una visita a la embajada en el Vaticano. El comentarista compostelano asegura que Lodeiro imita a Vázquez "emulando el acento coruñés, que se logra torciendo un poco la boca, y Caballero, copiando el estilo político de altiva grandeza". Que Dios conserve la vista y el oído al susodicho.