Podría ser el título de un cuadro tan dramático como la balsa de la Medusa. Pero no da tiempo a pintarlo. Es la foto de los niños sin vida que dejó el mar en la orilla. Europa, isla refugio de los que huyen de las guerras, se convulsiona con la migración y la desorganización europea para acoger a los desesperados. Bernard Henry Levy ha escrito que Europa ha muerto. Europa no puede atender todo el hambre del mundo pero los que huyen ahora son en su mayoría refugiados sirios, afganos y paquistaníes que huyen de la guerra. Si para eso no está el derecho de asilo, escribe Henry Levy, es que Europa ha dejado de existir. ¿Ha muerto Europa? ¿Está muriendo? Merkel, Hollande y Rajoy han declarado sus buenas intenciones, la exigencia de buen trato, la retirada de las vallas en Hungría, pero ahora está su obligación de coordinarlo, poniendo en funcionamiento instituciones, grupos, medios. La política internacional está también llena lógicamente de intereses y contradicciones y el premier inglés, que no quiere saber nada de Europa y amaga con organizar un referéndum para contentar a quienes quieren salirse de ella, exige a Europa que pida los papeles. Las alarmas terroristas y el éxodo migratorio de las guerras de Oriente ha puesto de nuevo en pie las fronteras en Europa haciendo peligrar el Tratado de Schengen que creó un espacio de libre circulación, y está sacudiendo los viejos fantasmas del viejo continente. La diligencia de Merkel, Hollande, Rajoy, y el hombro aún por arrimar de los del Norte, debe coordinar el acogimiento y amortiguar en el continente isla los temores y recelos que ha suscitado el éxodo de los refugiados. La mayor parte huye de las guerras y solo buscan un nueva vida en paz y niños que no la pierdan para poder jugar en la playa con la paleta.