Tal como ha transcurrido el verano, con su secuela de accidentes de tráfico mortales entre jóvenes en las madrugas, considero que en el exhaustivo informe de la Asociación Española de la Carretera (AEC) que publicó este diario a finales de agosto (LA OPINIÓN, 28.08.15, pág. 20) faltan datos reveladores para hacernos una idea más exacta de esa siniestra sangría en vidas humanas. En el completo reportaje publicado queda claro que la mayoría (el 93%) de los accidentes mortales -que tristemente van en aumento- se producen en vías secundarias; también nos enteramos que ocurren especialmente a la vuelta del trabajo y a pocos kilómetros del lugar de destino (casi el 50% de los gallegos fallecidos estaban a menos de 20 kms. del garaje de casa), achancándose al cansancio y la excesiva confianza la razón de estos accidentes. Aparte de que no se entienden bien esas tres líneas estratégicas para reducir los riesgos, lo que echo en falta es el dato de las los días y horas en que se producen esos accidentes mortales, porque me temo que las movidas de los fines de semana tienen mucha importancia, y si se lograsen atajar las causas (alcohol, drogas) evitaríamos muertes desgraciadas.