A los niños que fuimos adoctrinados en el bachillerato con la asignatura Formación del Espíritu Nacional (que muchos llamaban Falange porque eran falangistas quienes la impartían), nos dijeron que España tenía dos clases de enemigos: los que procedían del exterior y los que buscaban nuestra ruina trabajando insidiosamente desde el interior en una forma parecida a como hace la carcoma dentro de la madera.

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