Al Pesedegá y al Bloque les corría mucha prisa presentar la moción de censura con la que reconquistarán el gobierno de la Diputación de Lugo la semana que viene. Por varias razones no podían esperar más. No solo urgía enmendar cuanto antes el esperpento que dio lugar a la elección de la popular Elena Candia como presidenta. También porque para los socialistas está en juego situar a uno de los suyos al frente de la Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp) desplazando al PP. La asamblea que debe renovar la cúpula de la entidad está convocada para el día 30 y sin los puntos que el reglamento electoral otorga a quien presida la corporación provincial luguesa los socialistas no se saldrían con la suya.

Dicen en el entorno de la ejecutiva gallega que hay muchos perros para el hueso de la Fegamp. Son varios los alcaldes socialistas, veteranos y con peso político, que se consideran poseedores de sobrados méritos para aspirar al cargo. Más de uno está moviendo sus fichas al más alto nivel para ser el nominado, aunque sabe que con ello, levantando la liebre, puede provocar y provoca movimientos de sus adversarios, que se pueden volver en su contra. En la sede del Pesedegá, por muchas razones, prefieren un candidato sin ínfulas ni aspiraciones, de perfil bajo, que no rompa los precarios equilibrios internos, ni provoque demasiados recelos entre los principales barones locales y provinciales.

Nunca son descartables las sorpresas, sobre todo en el PSdeG, pero a día de hoy quien más posibilidades tiene que sustituir a José Manuel Rey Varela es el alcalde de O Barco de Valdeorras, Alfredo García Rodríguez. Al parecer, el equipo de Besteiro apuesta por este veterano regidor ourensano, que actualmente ocupa una de las vicepresidencias de la entidad municipalista, alguien que conoce al dedillo la casa y que está dispuesto a asumir la responsabilidad de ser la cara y la voz de ayuntamientos y diputaciones gallegas ante el resto de las administraciones públicas en una etapa en la que es presumible que se abra, entre otros, el debate tanto tiempo pendiente sobre la financiación de los entes locales.

García ocupa la Alcaldía de O Barco desde 1999. Como tantos otros colegas, regidores socialistas, logró entonces el bastón de mando gracias a un pacto de izquierdas y posteriormente se afianzó encadenando tres mayorías absolutas, la última tras archivarse una denuncia contra él del PP, por supuestas irregularidades en la adjudicación de servicios municipales, que le mantuvo imputado varios meses. Esa peripecia judicial, de rebote, le otorga una aureola de respetabilidad de la que no gozan otros aspirantes.

Ni fue touriñista, ni pachista. Tampoco se le puede considerar un besteirista, si es que hay tal. Como él mismo proclama, es fiel a sus ideas y a su partido, mande quien mande. En justa correspondencia el partido siempre confió en él, dejándole el margen de maniobra necesario para que pueda ir por "libre", sin dar la nota, a sabiendas de que en las luchas internas no tomará partido, al menos abiertamente. A esa vitola de orgánicamente independiente, o no lo alineado, se agarra también el aparato del Pesedegá para considerar a Alfredo García el candidato más idóneo para presidir la Fegamp bajo las siglas socialistas. Que lo consiga no depende solo de la voluntad de Gómez Besteiro y de Pilar Cancela. Porque ya sabe que los alcaldes son muy suyos...