Un discurso intempestivo

Hace pocos días, La Coruña acogió la asamblea de la Confederación de Ejecutivos y Directivos (CEDE), o sea el Ibex-35, es decir, un conjunto de empresarios de relieve internacional, a la vez, creadores de empleo. Institucionalmente hubo notorias lagunas, porque no se valoró el esfuerzo en conseguir tan señalada reunión para nuestra ciudad. Debió habérseles recibido oficialmente en el Palacio Municipal y que nuestro alcalde afinase mejor su discurso. Dedicarles una catilinaria, en vernáculo, de vértigo progresista, con referencias a Ada Colau, restó seriedad a la tesis anticapitalista del speach edilicio. Ha sido una ocasión perdida para promocionar a La Coruña como campo propicio para su desarrollo empresarial y ponderar las características tradicionales de nuestra ciudad que, por el momento, conserva. Don Xulio, como político, debió hacer acopio de la diplomacia, inherente a todo alcalde, y compaginar su talante ladino con la representación que ostenta. Por curiosidad, debiera haberse interesado por la historia coruñesa y bucear en la obra de la Pardo Bazán, Martínez Barbeito, Rodríguez Yordi, García Sabell, Cunqueiro, José L. Bugallal, González Garcés, etc., para valorar la tradición de La Coruña que, como ciudad atlántica, lleva implícita en su cosmopolitismo. La tolerancia que la hace culta y refinada y su reconocida hospitalidad asentada en antiguas y bien sedimentadas culturas. Por ser tierra de grandes figuras del pensamiento y de la diplomacia conviene recordar que esta suele explicarse "como la habilidad en sacar a tiempo el dedo de un ojo; la educación consiste en no meterlo". Que el sentido de la proporción alcance a los noveles gobernantes.