No sólo 50 años, que son los que cumple ahora mi querido colegio Peñarredonda, sino dos más me echo a las espaldas para celebrar y felicitar a todos los que hemos andado por esa senda educativa. Dos años más, porque en el verano de 1963 cumplía yo en Córdoba mis prácticas como alférez de Milicias Universitarias y por vez primera oír hablar de algo novedoso: familias que promovían colegios para educar a sus hijos, y a cuantos se apuntasen. Ya en aquel pegajoso estío cordobés recuerdo cómo el colegio Ahlzahir se acomodaba en un chalé alquilado para ser el primer centro de esta aventura educativa. Así nació Fomento de Centros de Enseñanza. Y dos años después abría sus puertas en esta ciudad el colegio Peñarredonda, el sexto centro de una larga lista que se prolonga, con diferentes entidades, pero siempre con el protagonismo de familias implicadas en la educación de sus hijos, por toda España y más países de Europa y América. Fuera de más panegíricos, querría acabar este minuto fundido en un abrazo con tantos padres de alumnos, con todos los profesores con los que compartí docencia y con los centenares de alumnos de esta familia de Peñarredonda. Felicidades y enhorabuena a todos.