Tras un verano de estériles desencuentros, el otoño ha traído un prometedor y necesario escenario de estabilidad política a María Pita. El acuerdo entre la Marea y el PSOE sobre las ordenanzas fiscales que se aprobarán mañana en el pleno, poco después del suscrito para sacar adelante una imprescindible modificación presupuestaria, ha creado un incipiente clima de sintonía entre ambos partidos. Es un giro sensato que, además de desbloquear la gobernabilidad de A Coruña, allana el camino para afrontar actuaciones de mayor calado para esta legislatura municipal.

A este engrasado de la maquinaria de gobierno se le acaba de sumar un nuevo frente político en el que la formación de Ferreiro y los socialistas irán también de la mano. El PSOE se une a la Marea para demandar a la Xunta más inversión para el hospital coruñés, la ría de O Burgo y la estación intermodal en los presupuestos autonómicos de 2016.

El alcalde, Xulio Ferreiro, y el portavoz del PSOE, José Manuel Dapena, escenificaron tras el acuerdo fiscal estos nuevos tiempos de entente y optimismo en sendas intervenciones que, pese a mantener un formal distanciamiento, dejaron atrás por primera vez los habituales reproches que venían cruzándose hasta ahora. Más importante que el tono, fue el contenido de unas valoraciones que no se limitaron al acuerdo puntual que acababan de cerrar, sino que sugerían en las palabras de ambos dirigentes una proyección de futura hoja de ruta en común.

Ferreiro y Dapena coincidieron en que este camino de consenso abre la puerta a pactos más ambiciosos para sacar adelante cuestiones que incidan en una significativa mejora de la calidad de vida de los coruñeses.

El primero a la vista y desde luego el más urgente es la elaboración y aprobación de los presupuestos municipales de 2016, que serán los primeros verdaderamente significativos de esta nueva corporación. Tanto Dapena como Ferreiro coincidieron en que hay disponibilidad en sus respectivos partidos para buscar puntos de equilibrio. Ambos hicieron hincapié en la cuestión programática para admitir que había numerosos lugares de confluencia en los programas de la Marea y el PSOE.

Las nuevas tasas fiscales para 2016 pactadas por ambas formaciones permitirán al Ayuntamiento mantener el mismo nivel de ingresos, pese a perder un millón por la rebaja del recibo del agua a los consumidores más ahorradores. Esta merma se compensa con el millón que supone el aumento del 1,3% al IBI de las instalaciones del Puerto. El IBI de los inmuebles rústicos y urbanos queda congelado en el 0,6% y, en el caso de las instalaciones portuarias, la lonja y las empresas pesqueras se beneficiarán de una bonificación del 50%. Las arcas municipales ingresarán 55.000 euros más al aumentar el impuesto de circulación a los coches de lujo, mientras que se baja a los automóviles más humildes. Se premia también a los coches que menos contaminan.

La filosofía mantenida en estas negociaciones por los socialistas y la Marea partió desde el principio de posturas bastante próximas que propiciaron un cómodo acuerdo. En síntesis, predominan las bonificaciones fiscales a las familias con menos recursos y se premia la eficiencia energética en las viviendas. El equipo de Ferreiro cedió puntualmente ante los socialistas en cuestiones como el valor catastral máximo de la vivienda para acceder a una bonificación, rebajado de 300.000 a 200.000 euros, o en la rebaja del 20% del IBI a las familias numerosas con una renta superior a mil euros. Rebajar las tasas de los cementerios y duplicar la tarifa a los cajeros automáticos fueron también aportaciones del PSOE.

Esta sintonía da a entender que algunas cuestiones que se pusieron sobre la mesa sin que llegaran a aprobarse por falta de estudios técnicos, como la reducción al mínimo del copago en los servicios sociales o la bajada de los precios de la escuela de música, vean la luz en 2016. El Gobierno local requirió también a la Xunta que regule el parque de viviendas vacías existentes en la ciudad; de no ser así, el Ejecutivo seguirá con su intención de que sean solo las viviendas vacías en manos de los bancos y la Sareb las que sufran el recargo del 50% en el IBI.

Tras los rifirrafes en los primeros compases de este mandato municipal, se ha impuesto el sentido común y el compromiso de gobernabilidad de la ciudad. La estabilidad y la sintonía que ahora parece comenzar a afianzarse en María Pita permitió en el Gobierno provincial desbloquear este año viejas aspiraciones como la residencia de estudiantes que llevaba 26 años pendiente.

A Coruña tiene enormes retos a los que hacer frente en el horizonte inmediato y los ciudadanos esperan de sus gobernantes, sean del partido que sean, que los resuelvan con un criterio de servicio que anteponga el bien común a los intereses partidistas o personales.