Continuidad sin apenas matices. Eso es lo ha votado mayoritariamente la comunidad universitaria coruñesa en las elecciones al rectorado. El triunfo del catedrático de Microbiología Julio Abalde refrenda la gestión realizada en los últimos años por Xosé Luis Armesto, frente a la apuesta por otro modelo de gestión diferente -tal vez sea demasiado calificarla de propuesta alternativa- que suponía la candidatura de Daniel Pena. Cuando culmine el mandato que ahora se inicia, el grupo al que pertenece el nuevo rector, denominado Nova Luce, sumará un total de dieciséis años consecutivos ocupando el primer despacho del antiguo Cuartel de la Maestranza.

Fue el alumnado el que inclinó de forma decisiva la balanza final a favor de Julio Abalde. Los estudiantes, movilizados en esa dirección por las organizaciones progresistas y nacionalistas, votaron en proporción mucho mayor, casi el triple, de la habitual en este tipo de procesos electorales en las universidades españolas. En ello seguramente tuvo bastante que ver el hecho de que, por vez primera, gracias a la tecnología facilitada por la Xunta de Galicia, la Universidad de A Coruña empleó un sistema de votación electrónica, incluso a través de teléfono móvil, un dispositivo al que tan habituada está a recurrir la gente joven, que lo emplea para los más diversos usos, incluido el tráfico de las llamadas redes sociales.

Si la elección hubiera dependido más decisivamente del profesorado, el triunfador sería Pena, el candidato ferrolano y elitista para algunos. Su éxito entre los docentes, como en general lo honroso de su derrota, se explica por haber sido capaz de concitar en su candidatura el apoyo de todas las corrientes críticas con el grupo gobernante, a diferencia de lo ocurrido en ocasiones anteriores, en que la oposición concurría a las elecciones dividida en varias facciones frente al compacto bloque oficialista en el poder. Seguramente también peso lo suyo el talante de Pena, que en toda la campaña empleó un tono respetuoso, incluso cordial, además de constructivo.

Abalde, de origen vigués, reputado investigador en biología celular y molecular, tenía ya responsabilidades en el equipo de Armesto como vicerrector encargado, entre otras de las áreas de calidad y nuevas tecnologías. El propio ejercicio del poder jugó en su favor a la hora de la verdad, como reconocen en su entorno, Y tal vez también le benefició la impresión que se transmitió a la comunidad universitaria de que la candidatura de Pena se había creado como un gran frente tan solo, o principalmente, para desalojar como fuera al grupo gobernante. Puede que eso haya sido decisivo para cohesionar y fortalecer la alianza estratégica entre las diferentes familias ideológicas y grupos de intereses que integran Nova Luce.

El sustituto de Xosé Luis Armesto adquirió en campaña una serie de compromisos, empezando por mantener el porcentaje de fondos para becas o ayudas al estudiantado, cuya opinión será tenida muy en cuenta a la hora de tomar decisiones de alcance. Para Abalde y su equipo es también prioritario aprobar una de las grandes asignaturas que la universidad coruñesa tiene pendientes desde su fundación, la de contar al menos con una residencia pública, mediante la transformación de las instalaciones del Colegio Calvo Sotelo. Es un proyecto no demasiado ambicioso, pero perfectamente viable si a quien corresponde pone en ello la voluntad política de la que se careció en el malogrado intento de edificar un centro un centro residencial de nueva planta en el Campus de Elviña. Se dice que lo malogró la crisis. Así nadie en concreto sería culpable.