Dicen que Houdini (nombre verdadero Erik Weisz) fue el mejor escapista de la historia. Posiblemente lo fuera en los tiempos en que vivió (1874 a 1926) pero es poco probable que, en la actualidad, pudiese competir con Mariano Rajoy que ha batido todos los récords en su faceta -más mediática e impopular- como político y presidente del Estado español. No solo se ha convertido en un escaqueador por excelencia, sino que lleva cuatro años haciendo de mago de la lámpara, de ilusionista, sin enterarse, supuestamente, de que a sus espaldas hay una banda de más de cuarenta ladrones, que amasaban fortunas a cuenta del erario público, configurando una red clientelar de corruptos y corruptores que a pesar de estar imputados, algunos procesados, ninguno ha devuelto a las arcas estatales lo que la Justicia les reclama y el pueblo demanda. Tapar este gigantesco latrocinio solo un escapista lo puede conseguir. Es lógico que la mayoría de los ciudadanos que viven, residen y tienen derecho al voto (participen o no, en las elecciones generales del próximo 20-D) se sientan engañados por Mariano Rajoy que ha jugado al escondite, silenciando las fechorías cometidas desde dentro de las filas del PP y ocultando la verdad, en una caverna, cuya entrada resulta inexpugnable, salvo para aquellos que conocen la contraseña que, podría ser: Ábrete Rato que Blesa y Bárcenas están contigo en el trato. "El presi" (como le llaman algunos entrevistadores en la intimidad, también comentan que es un tipo "guay" en las distancias cortas) es un experto en escabullirse y no dar la cara, aunque últimamente ha comparecido en todos los medios de comunicación ante la demencia independentista provocada por Mas y Junqueras en minoría en el Parlament si no consiguen el apoyo de los diputados de la extrema izquierda catalana. En todo caso y para cubrir el engaño, en los cuatros años que lleva al frente del Gobierno español, ha hablado, exclusivamente, en las tribunas parlamentarias, de lo buenas que han sido y son las políticas de recortes, de lo bien que marcha la economía y lo mucho que se ha hecho por el empleo. La forma en que el "presi" ha sorteado y esquivado decir la verdad, es un acto de filibusterismo político que no tiene parangón en ningún otro país democrático, driblando el concepto de democracia que nace en y desde la civilización occidental y obviando, también, la teoría de S.M. Lipset: Cuanto más próspero es un país, es más probable que sostenga la democracia. Aquí y ahora, lo que ha hecho es un país más pobre, con una democracia inestable, casi invisible. Estamos hablando de un conseguidor de humo, de un buen escapista.