Nuestras abuelas iban a la plaza, a la plaza de abastos. Nosotros vamos al Mercado, que resurge en todas partes al calor de la gastronomía de proximidad. Hemos vuelto a lo genuino, a lo verdadero, al producto artesano elaborado con mimo y tiempo. Incluso recuperamos sabores, cultivos y variedades perdidas como el Tomate Negro o el lúpulo cervecero. Ocurre en A Coruña, pero también en Madrid, Londres, Nueva York, Singapur o Bangkok, donde conviven Mercados fieles a su primitiva esencia y otros renacidos como novedosos conceptos que son la última tendencia. Ahí están los llamados Street Food Market, generalmente antiguos mercados remodelados que se rinden a la creatividad, al ocio y a la mejor cocina actual. Plazas vivas donde las degustaciones y la coctelería de vanguardia maridan con presentaciones culturales o actos solidarios.

La algarabía del mercado y el silencio de las catedrales. Una ciudad, cualquier ciudad, habla por boca de sus tenderos. El aroma fresco del zoco frente a la naturaleza muerta de los museos. Las uvas impresionistas de Monet y los peces de colores de Fukahori pueden tocarse y olerse en los puestos de las Conchiñas, Elviña o Monte Alto. La forma en que Inés manipula una palometa o una dorada es una mezcla de precisión nipona y elegancia parisina en la mismísima plaza de Lugo.

A Coruña acoge nueve mercados de abastos, seis gestionados por el Ayuntamiento y tres en régimen de concesión. Ha llegado el momento de apostar por ellos porque forman el mapa de los sentidos de nuestros barrios y porque triunfa la cultura de lo auténtico. Es un hecho reconocido que contamos con los mejores pescados y mariscos, y ahora tenemos la posibilidad de potenciar una comarca rica en ganadería y huerta bajo una excelente marca: la de los productos de la Reserva de la Biosfera Mariñas coruñesas e Terras do Mandeo. La conexión de la ciudad herculina y su entorno no solo responde a una relación administrativa para compartir determinados servicios. Va más allá, mucho más allá.