Una vez celebradas las elecciones generales del 20-D, las secuelas de las encuestas realizadas antes y después de los citados comicios ha dejado un rescoldo de consecuencias imprevisibles y el incendio puede producirse al menor soplo de viento, pero sobre todo, por la crispación, soberbia, miedo y rencor que, los conservadores guardan en sus malparados resultados electorales culpando de su indiscutible derrota (han perdido 63 escaños en cuatro años; tenían 186, mayoría absolutísima, ahora alcanzan los 123) a la supuesta ignorancia de la ciudadanía que, según la derecha religiosa, fascio-franquista no sabe lo que le conviene porque son unos ignorantes en política y, desde el momento que se supieron los resultados definitivos de la contienda electoral, ya mostraron su desprecio cuando una de su representantes en la mesa de debate de TVE habló de una posible alianza entre perdedores. ¿Es así como el PP, coaligado en Aragón con el PAR y en Asturias con FORO, califica a los votantes de otras fuerzas políticas? De otra parte el PSOE, conserva, a duras penas, los enseres, pero tampoco han dado la talla (tenía 110 sillones, ha perdido 20, tienen 90) y a pesar de la espectacular caída del PP, no consiguen remontar, prolongando la agonía de los populares y lo que es peor dando aire a otras formaciones que intentan arrebatarle el liderazgo de la izquierda progresista y democrática.

Era previsible que ocurriese una debacle de los partidos que hasta la fecha se repartían el poder y la remontada engañosa de Podemos pone de manifiesto que esa formación política se achaca una victoria que, mereciendo ser resaltada, no es como la presenta el señor Pablo Iglesias que, muy hábilmente se acoda, en Catalunya a la formación de Ada Colau (En Comú 42 diputados); en Compromís (Coalición nacionalista del País Valenciano, con 9 escaños) y En Marea (coalición netamente gallega, con 6 parlamentarios). Cualquiera, de las formaciones citadas, puede y han anunciado hacer grupos propios en el Congreso para defensa de los intereses de sus respectivas comunidades. Consecuentemente, Podemos, que obtiene unos buenos resultados (42 actas parlamentarias), no puede erigirse como salvador y líder de la izquierda porque, sencillamente, no es cierto. Obviamente, quien se ha llevado, un buen batacazo ha sido el C`s y, de seguir así, su paso por la política nacional, incluso la catalana posiblemente le pase factura; no se puede ir de number one, hay que medir muy bien lo que se dice y lo que se escribe; las contradicciones, en política, se pagan muy caras. Consecuentemente los pactos, acuerdos de legislatura y nombramiento de presidente de gobierno pasan, indefectiblemente, por el PNV (6 escaños) que le darán el visto bueno a aquella formación y candidato que más puje por mantener, ampliar y asegurar lo recogido en la Disposición Adicional Primero de la Constitución de 1978 .