La política actual se sustenta más en el poder de la imagen y en el marketing que en la realidad, por eso nada extraña que, ante determinados programas, el espectador sienta escalofríos, cuando observa como el telécrata, con indisimulado sectarismo, activa la alarma en la dirección que conviene su estrategia militante. En los nuevos ayuntamientos, el protagonismo del alcalde convierte al feminario en cariátide. Es ésta una de las aristas, que suelen demoler uno de los pilares de la democracia, la confianza. En el ámbito municipal coruñés brota con la primavera la rosa de la renovación: Doña Rosa Gallego, nueva portavoz del PP, miembro del Consejo Superior de Abogados de la Xunta, mujer que habla de lo que sabe y sabe de lo que habla; es decir, lo que se conoce como coherencia. Más atenta a la razón que al éxito, en su primera etapa como concejal no solo ha mostrado respeto por la legalidad sino también preocupación para que la legalidad se transparente. En su personal hábito de mando Doña Rosa suele hacer acopio argumentario y dominio de las técnicas de relación social, de tal modo que, su cordialidad y comprensión desarman. Conocedora de la historia coruñesa, deberá proveerse de mapas para descifrar los logogrifos de las concejalías de la Marea, cuya nominación parece esquivar objetivos. En el PSdeG de La Coruña, emerge con fuerza la figura del concejal (economista y empresario) D. José Manuel García, personalidad más amiga de la aritmética que de la geometría, más inclinada al pensamiento que a la ambición y al sosiego más que al impulso. Lo ha demostrado en su paso por la Cruz Roja y, ahora, en el análisis de los presupuestos municipales. Un político que es más político cuando trata de entenderse con el adversario sin renunciar a los que impone la ética. D. José Manuel García ha demostrado ser un político controlado.

Otrosidigo

Con motivo del ingreso de dos exministras en empresas de carácter internacional, ha vuelto a hablarse de las puertas giratorias. Nada se ha dicho de que, en las puertas giratorias, suele ir delante el subalterno que es el que las empuja.