Según recogen distintos medios de comunicación, en el país valenciano, concretamente en Torrent, dos clanes, que ya habían protagonizadazo con anterioridad, otros altercados, se enfrentaron en una pelea, en donde hubo 4 heridos, dos por disparos, uno de ellos grave. La reyerta surgió cuando un joven soltó una sonora ventosidad a la que un contrario respondió con otra flatulencia que provocó la intervención de las mujeres de ambos clanes seguidas por el resto de las respectivas tribus: A raíz del suceso hubo varias detenciones. De todas formas, a estas alturas, aun no sabemos la potencia acústica ni la intensidad olorosa de los cuescos en cuestión para que sirvieran de detonante para enzarzarse en una contienda tumultuaria.

En todo caso, lo que pasa en el escenario valenciano (una gran mayoría de "Ches" no tienen la culpa) es una cagada política, en toda regla, pedos incluidos, eructos y otras liberaciones de gas del tracto intestinal, siempre olerán a podredumbre y, más pronto que tarde, su hedor cubrirá los suelos hispanos, poniendo en evidencia, descubriendo, la corrupción galopante que fluye sin prisa pero sin pausa desde todos los estamentos públicos, privados, católicos y sectores marginales enchufados, todos ellos, a obtener los mayores beneficios con el mínimo esfuerzo.

Volviendo al pedo del territorio del Cid, no llegaría a tener repercusión mediática si no hubiesen ocurrido aquellos acontecimientos violentos que podrían haber devenido en auténticas desgracias. La dicha fogosidad anal, hubiera sido motivo de chistes entre los participantes en el citado encuentro. Incluso sería un momento ideal para promover un duelo "pedorril" (en mis ya lejanas épocas de estudiante tenía compañeros que se entretenían echando cuescos contra una vela encendida, el resultado es que la llama se inflamaba, raramente conseguían apagarla), en el cual se valore, por encima de otras emisiones gasísticas, el más retumbante y olorífico. No hay humorista, que no haya recurrido a la pedorreta para hacer reír. Y, si me permiten les relato un suceso sobre el asunto del que hablamos: estando en una de las salas de espera de la T-4 (aeropuerto de Barajas), los allí presentes escuchamos, proveniente de los lavabos masculinos, una poderosa detonación anal; al cabo de pocos segundos salió de los servicios un andaluz tocando las palmas y canturreando: "¡Ahí dentro hay fiesta!, pasen sin miedo no es un terremoto". Las carcajadas fueron generales. Los allí presentes, nos quedamos fuera, nadie entró y los que estaban dentro salieron disparados. Poco después apareció un hombre intentando pasar desapercibido; era más bien bajito y pensamos de donde sacaría la potencia para "obsequiarnos" con aquel pedo total. Recomendamos a los que aguardan en espacios cerrados o paseen por las tierras de Babieca, en vez de pólvora en sus espectáculos, contraten unas cuantas cuadrillas de culares atronadores. Siempre serán más baratos, aunque habrá que proveerlos de mascarillas por si los olores son demasiado espesos.