La sostenibilidad del sistema público de pensiones en Galicia ha cruzado la línea roja. La comunidad cuenta ya con un solo trabajador que cotiza por cada pensionista o desempleado con prestación. Es decir, que cada trabajador gallego tiene que sostener ya con su cotización la nómina de un jubilado o un parado.

Una radiografía que enciende todas las alarmas sobre el futuro, teniendo en cuenta que la pervivencia del sistema de jubilaciones requiere como mínimo dos afiliados a la Seguridad Social por cada perceptor de pensiones. Galicia registra la ratio más negativa de España en este aspecto, solo empeorada por Asturias, la única comunidad con un desequilibrio mayor que Galicia entre trabajadores y jubilados.

El crónico problema de envejecimiento de la población en Galicia mantiene desde hace tiempo esta ratio por debajo de la media española, pero la situación se ha empeorado gravemente en esta última legislatura, debido a la devastadora destrucción de empleo, hasta llegar a esta situación límite.

Al lastre del envejecimiento se han unido en estos últimos años otros dos factores que han agravado considerablemente la situación demográfica: la masiva marcha de inmigrantes y la oleada de emigración de jóvenes gallegos hacia Europa en busca de oportunidades laborales.

El dramático resultado de esta fatal conjunción de factores adversos se plasmó estadísticamente a finales del pasado año, cuando Galicia registró su máximo histórico en la caída poblacional. En Galicia se contabilizan ya 188 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16, según el último informe de la Fundación Adecco. Un escenario que dibuja económica y socialmente una sociedad prácticamente insostenible.

El agujero de la Seguridad Social no para de agrandarse en Galicia por la debilidad del mercado laboral. Y crece a un ritmo sobrecogedor: 600.000 euros al día. El coste de las pensiones supera ya en 2.800 millones a los ingresos por cotizaciones de los trabajadores.

La nómina de los jubilados, pensiones de invalidez, viudedad, orfandad y en favor de familiares alcanzó entre enero y noviembre del año pasado los 6.105 millones. Un 3,3% más que en el mismo periodo de 2014. A lo que hay que sumar el resto de prestaciones contributivas, sobre todo las bajas laborales y por maternidad y paternidad, por encima de los 222 millones. En total, 6.327,5 millones, como recogen los informes de la Seguridad Social. Para hacer frente a estos pagos, las cotizaciones aportaron solo 3.548 millones. La recaudación por afiliaciones en Galicia solo aportó en 2015 el 56% del coste de las pensiones y el resto de subsidios a cargo del organismo.

La caja de la Seguridad Social no levanta cabeza en Galicia desde el estallido de la crisis por la explosiva combinación del desplome del empleo y el perfil de los nuevos puestos ofertados con el vertiginoso envejecimiento de la población. La bajada de sueldos y los contratos por horas suponen también menores retenciones.

Esto supone que, a pesar de que el número de contratos ha aumentado estadísticamente en los dos últimos años, las cotizaciones de la Seguridad Social han caído. En noviembre de 2014, en Galicia había 928.660 trabajadores dados de alta. Un año después, en noviembre de 2015, eran 949.130. El aumento fue del 2,2%. Sin embargo, los ingresos por retenciones cayeron un 0,4%.

¿Cómo es esto posible? Por las condiciones de los contratos. Únicamente el 7,3% de los firmados en 2015 en Galicia fueron indefinidos y las jornadas parciales, incluidos los cada vez más habituales empleos por horas, aumentaron un 11%. La reducción de los salarios y las horas en activo implica una rebaja de recursos para la Seguridad Social. Frente a la subida del 2,2% de cotizantes, la recaudación en el régimen general , en el que está la mayoría de trabajadores gallegos, fue menor, del 1,6%.

La comunidad es tradicionalmente deficitaria en la cobertura de prestaciones, pero el progresivo deterioro del mercado laboral ha agravado la situación. Esa diferencia entre ingresos y gastos, concretamente, 2.779,5 millones hasta noviembre del año pasado, creció en 2015 en 218,1 millones. A un ritmo de casi 600.000 euros al día.

La lenta recuperación del mercado laboral es un problema generalizado en España. Pero algunas comunidades están pisando el acelerador del empleo con más fuerza que Galicia. Se nota en el balance de las cotizaciones sociales, que han aumentado un 0,7% en el conjunto del Estado. Hasta trece autonomías repuntan, mientras que Galicia ocupa el furgón de cola con Asturias.

El Gobierno gallego puso el énfasis en esta última legislatura en una política encaminada a cuadrar sus cuentas para evitar un aumento del déficit en sus ejercicios contables y la consiguiente bancarrota en que están inmersas otras autonomías. Tocaba ajustarse el cinturón. Ahora toca un debate urgente que desemboque en un acuerdo de todas las fuerzas políticas, económicas y sociales para conjurar esta amenaza contra uno de los pilares que sostienen a la sociedad gallega.