La Coruña, por designio de sus gobernantes, está destinada, desde hace años, al sector servicios sin haber logrado el hueco merecido en los circuitos turísticos internacionales. Diluido el Festival de Mozart -no vemos interés en rescatar el formato inicial- y la temporada lírica, al albur y pese a la protesta internacional, no la mitiga el recurso de la zanfoña o la gaita, más propias de césped y campo abierto. Poco a poco se van diluyendo los que eran los ejes de la presencia de La Coruña en el escaparate mundial, cuya gestión monopoliza la Xunta y sus "caminos". No será suficiente la semana de tapas, tan común en otras ciudades, en homenaje al gran maestro Picadillo, capaz de ennoblecer la excelencia de los menuceles del embutido. El chorizo, como adjetivo, ha entrado en la jerga popular al abrigo de la corrupción que, en Galicia, por la melancolía de los protagonistas semeja interpretada por chorizos ceboleiros. Los casos de corrupción han hecho picadillo a tantos políticos, que hemos visto entrar en los juzgados de Lugo reborondos y rozagantes y salir rezumando sudores fríos. En Galicia, lo que priva, como manjar, es el chorizo de las cumbres lucense curado al viento norteño que, ahumado con laurel, produce un perfume aperitivo. La promoción turística de La Coruña, insistimos, no es asunto banal. Hay que huir de los planteamientos estacionales, de las pachangas programadas como cultura popular, tan alejada del espíritu coruñés y potenciar la certidumbre generosa de la naturaleza. Movilicen los gobernantes a hoteleros y comerciantes y estrujen la imaginación en la rentabilidad turística, para evocar la singular percepción de que en La Coruña, no solo se vive, también se siente la alegría de vivir.

Otrosidigo

El éxito logrado por el gobierno local en mantener las rutas aéreas de Alvedro debiera estimularle a conseguir nuevos destinos internacionales. Lo de las ayudas a la navegación ha de sonrojar a los responsables aeronáuticos. Esperemos que las noticias, que aparecen a favor de resolver el problema, no sean otra cosa que faenas de distracción.