El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer. El porqué de tal celebración, dicho día, no está muy claro. Posiblemente se haya fijado tal fecha por coincidir con la protesta de las mujeres de las fábricas textiles de New York que demandaban condiciones dignas en sus trabajos. Otro episodio de gran repercusión social ocurrió también el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió, en New York, la fábrica de camisas Shirtwaist; en este siniestro murieron 123 mujeres y 23 hombres, todos muy jóvenes y la mayoría inmigrantes. Estos sucesos se sucedieron y suceden (en países del tercer mundo) con frecuencia a pesar de haber sido declarada por la ONU (en 1975), la citada fecha, in memóriam de los sufrimientos padecidos por el colectivo al que nos referimos.

Los derechos sobre la igualdad laboral, económica, social y de respeto hacia lo que es y representa el sexo femenino, es una obligación por parte de las empresas, de los hombres, de la convivencia en el hogar y de la imperante sociedad machista que recela de la influencia que, poco a poco, van adquiriendo las mujeres en el desempeño de sus labores cotidianas. Ya que, hasta la fecha, han padecido humillaciones personales, trabajos y retribuciones vergonzantes, con los que llegan (cuando llegan) muy dificultosamente a fin de mes.

Queridas mujeres: habéis nacido con el síndrome de la culpabilidad y marcadas por el estigma de las religiones y el chulismo masculino que ha minado vuestra autoestima, echando mano de tabúes, mitos y leyendas para deshonraros. Eva, es culpable de que nos expulsaran del Paraíso; Dalila, debió de practicarle un buen rasurado, en salva sea la parte, a Sansón; y Helena, nos metió en la guerra de Troya. Por todas y otras supuestas maldades, que son pura filfa, achacadas a vosotras, con ganas de mancillaros con falsos estereotipos, propios de una sociedad machista, de maltratadores, resentidos y miserables hombres con miedos a verse superados por vosotras. Recientemente, la periodista y escritora americana Rebecca Traister ha publicado un libro sobre el creciente poder de la mujer -All the single ladies-, (que lleva camino de ser un best seller) en el que desarrolla el creciente poder de vosotras, las mujeres, y el miedo que esto provoca en el sexo masculino. Esperemos que por bien de la sociedad, más pronto que tarde, se alcance la igualdad entre sexos. Es necesario y deseable.