Las tres capitales, arriba indicadas, polarizan la atención del mundo iberoamericano, en cuya política la acción exterior de España parece no tener presencia. Brasil vive una etapa de tensión originada en el "populismo" de Lula y acrecentada por su exministra y actual presidenta Dilma Rousseff, acusada de corrupción en el caso Petrobras, cuya política no ha servido para cohonestar los objetivos sociales, ni para suscitar la confianza y el crédito. El caso Petrobras ha colocado a Lula como sospechoso de enriquecimiento ilícito, blanqueo de capitales y falsificación documental, y al presidente Dilma, que trató in extremis de aforarlo como ministro -operación frustrada por la Justicia- incursa además en un "delito de responsabilidad" establecido en la Constitución, que permite someterla a juicio político para su posible destitución. El Poder Civil y la Justicia polarizan todavía más a la dividida sociedad brasileña. La visita de Obama a La Habana ha sido, para el presidente americano, como un viaje de fin de carrera; para los cubanos, "el canto del cisne" de un régimen anacrónico, cuyo poder reside en el miedo instalado en la sociedad. Los cubanos aman la libertad y sienten el orgullo de hacer ver al mundo que a las grandes potencias se las puede tratar sin complejos. Aún sometidos, su música reconciliadora no esconde sus desventuras. Para Alejo Carpentier, el "bongó" que marca el ritmo frenético de las mulatas "es el antídoto de Wall Street". Clubes, cigarros, clima, son con la "c" que distingue a Cuba, en cuyo malecón habanero suelen recalar nuestros "turispepes" en busca de la núbil negrita. "Es la civilización que convierte en animalito al ser humano", sentenció Fidel.

Otrosidigo

Obama, en su fin de etapa en Buenos Aires, ha anunciado la apertura de archivos de la dictadura. Su viaje es un respaldo al nuevo presidente Mauricio Macri, "que trata de superar el populismo que había hecho del país un paria de los mercados financieros. Argentina, durante el mandato de los Kirschner, se opuso a las posturas de Washington, incluso en temas tan sensibles como el libre comercio y los derechos humanos", escribe el Wall Street Junior.