Disfrutaba ayer de un café con mi entrañable amiga Mª Carmen, que a menudo me traslada reflexiones muy útiles para argumentar estos humildes artículos que, de vez en cuando, comparto con todos ustedes. Ayer me preguntaba Mª Carmen si los españoles somos o nos hacemos los "idiotas". Se refería a la situación inverosímil que los políticos nos están haciendo vivir. Yo creo que ni somos ni nos lo hacemos pero que es muy posible que algunos, en su error, nos estén tomando por lo que no somos. Más de 100 días después de habernos consultado sobre el tipo de gobierno que queríamos, los únicos que no han entendido nada son aquellos que se autoproclaman líderes y que en verdad están batiendo récords de liderazgo en mediocridad. En esta ceremonia a la que los españoles asistimos pasmados, que diría Alfonso Guerra, los cuatro cabezas de las formaciones políticas más relevantes del país mantienen un pulso encendido para huir de la responsabilidad de una nueva convocatoria electoral. Ninguno quiere ser el culpable de tal cosa al entender que las urnas castigarán a aquellos que propicien por activa o por pasiva (que está tan de moda) la convocatoria electoral. Y así unos y otros se tiran los trastos a la cabeza en un modus operandi irresponsable que no busca soluciones para los españoles sino réditos electorales a cualquier precio. Pero como ni somos ni nos hacemos los "idiotas" déjenme dibujar aquí la situación real en la que estamos: El Sr. Rajoy, líder del partido que ganó las elecciones vive, como un espectador más, el baile de encuentros de los otros líderes por dos razones, su vitoria no fue suficiente para formar gobierno y el resto de las formaciones políticas lo han vetado para cualquier acuerdo de coalición. Más allá de la estrategia no explicada, su paso atrás ante el Rey con su renuncia a someterse a la investidura lo situó fuera del juego de las negociaciones políticas. Sus opciones para presidir un gobierno, con el Parlamento actual, son nulas. Pedro Sánchez que lleva la cruz del peor resultado obtenido por los socialistas en su historia se muestra necesitado de artellar cualquier acuerdo para llegar a presidente sabedor de que su partido tiene la guillotina preparada para terminar con su fulgurante y breve carrera al frente del PSOE. La opinión pública lo sabe pero es en su propio partido donde habitan sus verdugos. El movimiento con Ciudadanos solo buscaba evitar el acuerdo de estos con el PP pero al mismo tiempo este acuerdo lo separa de Podemos y de las fuerzas nacionalistas. Finalmente Rivera e Iglesias abanderados de la nueva política se han convertido en elementos útiles para destruir puentes pero no para conformar mayorías. El último acto de esta parodia nacional lo protagonizaron Sánchez e Iglesias con su reunión del pasado miércoles en la que no acordaron nada pero parecen haber salido muy contentos. Si el veto mutuo de Podemos y Ciudadanos se mantiene es imposible la formación de un nuevo gobierno y los españoles tendremos que acudir a las urnas en Junio. Todo lo demás es literatura de entretenimiento, gestos, guiños, artimañas en definitiva de vendedores de crecepelo que en el viejo Oeste tenían su protagonismo pero que no arreglaron ninguna calva. Y si esto es así y lo sabemos la inmensa mayoría de los españolitos parece evidente que de haber "idiotas" en esta historia no somos los sufridos contribuyentes sino más bien aquellos que aspiran a gestionar los recursos que aportamos. Quizá por ello mí querida Mª Carmen remataba su relato confesándome que cada día al leer la prensa se frota los ojos y se pregunta: ¿Esto es una pesadilla o está pasando de verdad? Pues si querida Carmen, esto está pasando y mucho me temo que solo la Historia podrá escribir e interpretar el mayor esperpento político que hemos vivido desde 1976 hasta hoy. ¡Ojalá fuera una pesadilla!