Porque pago, porque todos los días laborables dejo mis sudados euros en las arcas de los dueños de la AP-9, por eso protesto. Hará meses, en las inmediaciones del control de peajes próximo a Sigüeiro se construyeron nuevos viales de la citada autopista, pienso que para enlazar directamente con el aeropuerto de Lavacolla y quizás también con un polígono industrial próximo. Como es fácil suponer esas obras arrastraron dificultades circulatorias a los usuarios, molestias por las que nunca hubo rebaja o supresión de peajes, dicho sea de paso. Ahora ya no hay obreros ni máquinas por allí, pero no cabe suponer que las obras hayan acabado del todo pues siguen colocados, a pocos metros del punto kilométricos 56 en dirección a La Coruña, unos triángulos metálicos avisadores de obras que casi molestan más que advierten; además siguen sin pintar varias líneas en algunos bordes del asfaltado; hay también unos grandes carteles indicadores de no se sabe qué pero tapados. En resumen, una chapuza más de las que ya estamos acostumbrados, y que pasaríamos por alto si de cosa oficial se tratase, pero resulta más inexplicable tratándose de una empresa privada que no ha dejado de cobrar y que ha de pagar a la constructora. ¿O eso tampoco?