El descubrimiento realizado por el denominado Consorcio de Periodistas de Investigación -al que algunos llaman de "Persecución"- con sus listados de miembros de sociedades opacas, los papeles de Panamá, absorbe, creemos, al menos el 50% de la información en todos los medios. Por estos pagos incluso ha llegado a desplazar el chalaneo de los intrigantes intentos de pactos para formar gobierno que, tan retorcido como se presenta, tiene ya hasta la boina a todos los españolitos de a pie.

No hubo jamás nómina mas variopinta que la de los papeles: royals, políticos de altos y bajos vuelos, millonarios, artistas, deportistas, financieros, clientes de lujo de la cadena de hoteles de Instituciones Penitenciarias, hasta un resucitado. No es moco de pavo el estado sobre el que se han lanzado buitres carroñeros, de los que solamente ven corrupción, lavado, malversación y otras plagas similares. En Panamá no todas son sociedades que solapan actividades delictivas, ni todos los socios son cacos, al igual que no todos los barcos de la flota mercante panameña, la más grande del mundo, están destinados al contrabando, al narcotráfico o a otras actividades irregulares. Seguro que hay empapelados que cumplen con el fisco, pagan impuestos y declaran en las correspondientes agencias, pero eso no interesa, carece de morbo y no vende o vende poco. Hay mucha tela que cortar y mucho bulo que contar en este filón informativo. Veremos lo que da de sí y lo que dura.

Leyendo y televiendo sobre los papeles de Panamá es inevitable encontrar connotaciones con novelas de Graham Green o Le Carré. Vemos a sir Alec Guinnes en Nuestro hombre en La Habana, enviando al servicio secreto británico el plano de las aspiradoras que vendía, o a Geoffrey Rush -el que enseñó a hablar a un rey y le hace la competencia al capitán Sparrow- intrigando a todo intrigar en El sastre de Panamá, y a James Bond, en cualquiera de sus intérpretes desde Connery a Craig, saltando la banca en casinos bananeros... Esto es lo mejor de los papeles. Solución al caso la veremos cuando la del asesinato de Kennedy, ad calendas grecas... pero tenemos morbo para rato.