Las amplias declaraciones del alcalde de La Coruña (LA OPINIÓN 10-04-16) nos dejan como síntesis la sospecha de que existe un pacto PP-PSOE que dificulta la acción municipal, también falta de sintonía con los portavoces socialistas, que insinúa D. Xulio, deberían ser reemplazados, tal vez, por la vazquista Mar Barcón, dada la circunstancia de que en la actualidad nuestra capital es un referente para los cambios que Podemos pretende llevar al Gobierno del Estado. En sus manifestaciones, subyace la concepción leninista, político-organizativa. Todo gira en torno a su grupo, a lo que su grupo decida, a lo que hace el grupo. "No debemos olvidar -decía André Maurois- que cuando los radicales se equivocan, se equivocan adrede". Las manifestaciones de D. Xulio, no exentas de victimismo, pedalean en el mismo punto de arranque; intransigencia y convencimiento doctrinal. En los diez meses de gobierno de la Marea se advierte mucha política supramunicipal, contenciosos a gogó y parálisis. Falta swing en el ejercicio del cargo, ausencias en actos cívicos muy arraigados y un proyecto de ciudad. Coincidimos con el alcalde en la necesidad de una promoción turística, ahora perdida en la hialinidad de un estado virginal, fuera de cobertura de las cuantiosas campañas de la Xunta. El Ayuntamiento es un magnífico generador de productos publicitarios, que los técnicos deben utilizar compaginando historia y promoción. De momento, nos permitimos aconsejar a D. Xulio que haga acopio de ideas para cantar bingo con el aeropuerto, antes de que la Xunta lo someta a una dirección única, que se pretende ejercer desde Santiago. Núñez Feijóo sigue con el ojo en el retrovisor y nos quiere retrotraer al Medievo, cuando los canónigos compostelanos fijaban el precio de la pesca.

Otrosidigo

En el fiasco producido por el tráfico, tras la apertura del túnel de La Marina, al parecer con vicios de origen, nuestro Ayuntamiento no puede recurrir a la anáfora de culpar siempre a los anteriores. Han pasado diez meses de la toma de posesión de D. Xulio y su equipo, tiempo han tenido para iniciar cualquier modificación y evitar que la Ciudad Vieja se convierta en un gueto. Es una buena ocasión para que se apliquen sus "políticas propias".