Las reiteradas advertencias del Rectorado en los últimos tiempos por las consecuencias que el recorte de fondos administrativos acarrearía al desarrollo de la investigación en la Universidad coruñesa acaban de ser lamentablemente confirmadas.

La fuga de cerebros no es un fenómeno exclusivo de los jóvenes profesionales. También los grandes proyectos tecnológicos emigran en busca de oportunidades que aquí se esfuman por una austeridad mal entendida. Esto es justamente lo que ocurrió con el proyecto Asista, que la UDC se vio obligada a abandonar por los recortes y la falta de financiación de la Xunta tras ser impulsado en 2008 por el grupo de Neurociencia y Comunicación Motor de la Facultad de Ciencias da Saúde, que ahora se pone en marcha la capital de México como un referente de investigación puntera para discapacitados y tercera edad.

La iniciativa iba camino de convertirse en el campus coruñés en el Centro de Innovación Tecnológica para la Autonomía Personal de los Mayores y los Colectivos Dependientes, con el objetivo de desarrollar investigación básica para personas con discapacidades y de la tercera edad. Un filón poco explorado en España. Y una línea de investigación estratégica para Galicia, una de las comunidades más envejecidas del Estado.

Debido al envejecimiento de la población gallega y al alto número de dependientes, este centro se presentaba como un proyecto llamado a convertirse en una referencia, tanto a nivel autonómico como nacional y europeo. El proyecto inicial preveía dividir el centro en cuatro áreas donde se analizarían los proyectos que tuviesen que ver con la gerontología, la neurociencia y la rehabilitación, la medicina para mejorar la calidad de vida, además de contar con un departamento específico centrado en los aspectos legislativos y urbanísticos que tengan que ver con estos colectivos.

La iniciativa había contado con el visto bueno y el apoyo económico de la Dirección Xeral de I+D en el anterior Gobierno bipartito de la Xunta e incluso se llegó a finalizar el proyecto de construcción del edificio que lo albergaría. Con la llegada del PP al Ejecutivo gallego, y pese a que el nuevo presidente, Alberto Núñez Feijóo, prometió aportar con cargo a los fondos Feder cuatro de los 5,8 millones de euros que costaría el centro, el dinero nunca llegó y el Asista quedó en la cuneta.

Ahora, el proyecto ha renacido al otro lado del Atlántico, en México. El que fue su promotor, el catedrático de Fisiología de la Universidade da Coruña y actual director del Centro Estimulación Cerebral de Galicia, Javier Cudeiro, acaba de ser nombrado uno de los dos directores científicos del Centro de Envejecimiento de Ciudad de México, que pondrá en marcha el gobierno de la capital centroamericana. A Cudeiro le contactó la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Investigación de la urbe azteca en 2014, durante su estancia en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

El científico coruñés reconoce que el proyecto Asista se tomará como referencia en la investigaciones que se desarrollarán en México, único en este campo en toda América Latina, especialmente en aquellos aspectos que tienen que ver con la traslación clínica y el trabajo con pacientes.

El objetivo es desarrollar los conocimientos necesarios para entender qué estrategias se requieren desarrollar en la población joven y adulta para que lleguen a la vejez en estados saludables, ahorrando así al Estado en el futuro una importante cantidad de recursos en atención sanitaria.

El acelerado envejecimiento de la población y su creciente impacto económico en la salud pública, no sólo en Galicia, sino también en España, Europa y Estados Unidos, empieza a centrar la atención de los investigadores por el potencial económico de futuras líneas de actuación en este sector. Prueba de ello es que en el centro que ha puesto en marcha Cudeiro en México se han involucrado poderosos nombres de la investigación científica mundial como el Instituto Max Planck de Alemania o el Instituto Buck sobre Envejecimiento de San Francisco, en California.

Tampoco ha pasado inadvertido en nuestro país el creciente interés científico en este campo. Cuatro años después de que el proyecto Asista se impulsara fallidamente en la Universidad coruñesa, nacía en 2012 el Centro Nacional de Investigación en Envejecimiento (CNIE) en el País Vasco.

Paradójicamente, A Coruña, pionero epicentro de este creciente interés científico, acabará importando soluciones foráneas por el desinterés de la Administración en impulsar en su campus universitario una apuesta tecnológica de claro futuro. Así nos luce el pelo.

Episodios como este tienen mucho que ver con los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) que advierten de que un 15% de los coruñeses entre 21 y 35 años, la franja generacional en la que se consolidan estudios y se busca empleo, ha emigrado en busca de oportunidades que aquí no encuentra.

La Universidade da Coruña ha perdido fuelle en la investigación científica tras ser en los últimos años uno de los campus españoles más castigados por el recorte de fondos de las administraciones.

El limitado potencial de investigación científica de A Coruña no se corresponde con su realidad de principal motor económico generador de riqueza en Galicia. Y resulta evidente que ambas cosas deberían ir de la mano para mantener esa fortaleza empresarial y social en el futuro. La institución académica coruñesa aspira a que su oferta esté ajustada a las necesidades de su entorno y reclama para lograrlo la financiación que le corresponde.