Reír alarga tu vida". Éste podría ser el lema o mensaje de un gabinete psicológico, incluso de una clínica dental, pero difícilmente tendría encaje en una funeraria. Salvo que se trate de la firma J. García López, cuyos servicios funerarios abarcan la populosa México D.F. y su área metropolitana desde hace más de treinta años. Siempre que surge la posibilidad de referir un caso destacado de comunicación empresarial, particularmente en redes sociales, este cronista no duda en señalar la mencionada compañía mexicana. Funerarias J. García López constituye un ejemplo de cómo desdramatizar la muerte y dibujarte una sonrisa desde el profundo respeto a la dolorosa pérdida de un ser querido.

En este tiempo en que la tecnología nos permite llegar a cualquier rincón del planeta desde un móvil, todavía resulta complicado abordar el último viaje excepto para el sacerdote. De ahí el mérito de la citada empresa y también una de las razones sobre la ausencia de una oferta funeraria adaptada a una sociedad cada vez más laica. Si las dos terceras partes de las bodas gallegas ya son por lo civil, como señala el Instituto Galego de Estatística (IGE), sería lógico que los funerales siguieran esta misma vía. El peso eclesial parece innegable en un país en que la Iglesia está exenta de pagar religiosamente a Hacienda, pero todavía resulta más aplastante el dato de divorcios y separaciones.

Por este motivo, como señala el reportaje Morirse por lo civil publicado por este diario, varias empresas coruñesas proponen "una alternativa personalizada a los funerales religiosos clásicos". Se trata de una tendencia al alza en grandes ciudades, una opción para quien quiera morirse como le dé la gana, ya sea a ritmo de gaita o de los Rolling Stone, emotivamente acompañado por la palabra protagonista de los familiares y el recuerdo de los amigos.

Al fin, ahora que el Deportivo tiene garantizada la permanencia en Primera División y que el retirado Juan Carlos Valerón ocupa un lugar preferente en el Olimpo de nuestros dioses junto a Juan Acuña y Bebeto, podremos hacer realidad aquello de? "el día que me muera, yo quiero mi cajón pintado de azul y blanco, como mi corazón".