La estelada colgada de un balcón cualquiera de Barcelona es, evidentemente, una sencilla y pacífica expresión pública de la libertad ideológica de un particular sin más trascendencia. Como lo sería la exposición en el balcón de enfrente de un retrato de Franco. Pero la exhibición de unos miles de retratos de Franco en la Diagonal el día de San Jordi por gentes que pitan y hacen escarnio de Cataluña, de sus símbolos e himnos, de sus instituciones y su presidente, no sería consentida por las fuerzas de seguridad ni autorizada por un juez, aunque también se trate de una expresión pública de libertad ideológica individual de ejercicio colectivo, por ser una provocación y poner en peligro la paz y la convivencia ciudadana en una circunstancia concreta. La ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, que así es como se llama la ley y no por casualidad, en su artículo 2 tipifica las conductas violentas o que incitan a la violencia y que, por lo tanto, han de ser sancionadas o evitadas con medidas preventivas que es como se evitan aquellas conductas como todo el mundo sabe menos el magistrado Torres de Madrid. También establece cómo no deben comportarse los aficionados en el estadio y muchas cosas más. Por eso, para prevenir en lo posible provocaciones que deriven en violencia y por motivos de seguridad, la Delegación del gobierno en Madrid con el respaldo de la Fiscalía provincial y tras reunirse con la Federación, el Atlético de Madrid propietario del estadio, las Fuerzas de seguridad, la Policía Municipal, el Samur y los Bomberos, resolvió prohibir las esteladas, bandera política legal pero no oficial de Cataluña. La Comisión de Control, Ética y Disciplina de la UEFA ya ha sancionado dos veces al Barcelona porque sus hinchas ondearon esteladas en la competición europea sin que se tengan noticias de que el club haya pedido a sus seguidores que se comporten cívicamente, que animen sin provocar ni agredir verbalmente a otras aficiones, símbolos nacionales y autoridades legítimas. Por el contrario, el club se ha identificado sin remilgos con el proceso independentista alentado desde la Generalitat y que encuentra en la estelada su enseña principal. La Delegación del Gobierno queriendo prevenir y así evitar desórdenes públicos, expresiones intolerantes y violencia en el deporte, cumpliendo así con su deber y su responsabilidad, prohibió las esteladas en el estadio pero el magistrado Torres Martínez de Madrid ha levantado la prohibición de la Delegación del Gobierno por entender, razonamiento jurídico 6º del Auto, que "la actuación de la Administración genera un daño al recurrente por cuanto le impide, de forma pacífica, manifestar y expresar su ideología política con la exhibición de la bandera estelada" y porque "en ningún caso ha resultado probado en este momento procesal que la exhibición de la llamada 'estelada' puede incitar a la violencia, el racismo, la xenofobia o cualquier otra forma de discriminación que atente contra la dignidad humana, que como manifestación de una ideología política o creencia no se justifica en qué medida infringe el orden jurídico existente y en qué medida pudiera seguirse perturbación grave de los intereses generales". Obsérvese cómo se cura en salud el juez y señala que "en este momento procesal" la estelada no pone en riesgo ni infringe. ¡Acabáramos! El juez no sabe lo que es la prevención, ni ha oído hablar de los partidos de alto riesgo y cree que los hinchas de la estelada son gentlemen como los espectadores de tenis de hace décadas que no hacen otra cosa que expresar pacíficamente su ideología política. ¡Ja! Por una vez y sin que sirva de precedente ¡Forza Sevilla!