No me refiero precisamente a las tareas escolares, ahora tan denostadas, que durante años tuve que practicar al igual que todos los de mi generación, y dicho sea de paso: aprovecho para aclarar que me vinieron estupendamente para mi disciplina y saber, sin que me provocaran ningún trauma.

Mi visión planea hoy sobre algo que detecto en mi entorno, y es la machacona insistencia en enjuiciar si determinados ayuntamientos elegidos en la última tanda, sobre todos los que enlazan con movimientos populistas, están haciendo los deberes o no.

¿Cumplen su cometido en la localidad que rigen o todo va manga por hombro? No es ilegítimo pedir cuentas, como tampoco enjuiciar la labor de gobierno que llevan a cabo en el área municipal. Pero cansa tanta insistencia en airear lo que no hacen en comparación con ayuntamientos pasados.

Dejémosles respirar, que si tan mal lo hacen, ya lo pagarán en las próximas elecciones. Además siempre hay puntos de vista divergentes y donde unos ven bisoñez e ineficacia, los otros aducen mayor participación ciudadana; frente a la monumentalidad de los otros, ellos ofrecen mayor sentido social en sus actuaciones.

Hay para todos los gustos y razones de todas las opiniones. Tranquilos, tiempo habrá de votarles en las urnas o botarles a la calle.