La verdad, no sé si tendría que escribir este folio sin abogado; pero recibamos a puerta gayola, tal y como parece que se enfrenta la familia Messi al proceso judicial, extraordinariamente atípico para un lego, como servidor. Quede claro que no me gusta el fútbol, si no es con amigos, vino y tapas; pero somos libres de gastar el dinero, el tiempo libre y las neuronas en lo que nos dé la gana. Como dijo Rafael El Gallo, al saber que Ortega era filósofo, "Hay gente pa tó". Tampoco tiene importancia que me asombren las cifras que se mueven en el fútbol profesional y la burbuja que no pincha, ¿son las inyecciones de los fondos de inversión, del capital chino o árabe?, ¿qué pasa si se van? No llego tan lejos.

Pero volvamos al pelotero argentino que ilusiona con sus filigranas en la cancha a los aficionados; creo haber leído o escuchado estos días que en 2014 fue el mayor contribuyente individual al fisco español, después de aclarar sus pufos con Hacienda de 2007 a 2009. Si ya es reincidente, razón de más para que sintiese el aliento de Cristóbal Montoro en el cogote sin descanso; pero parece ser que no ha sido así, que el chico, con cara de pasmado y vocabulario de tercero de Primaria, ha vuelto a las andadas afiliado a la cofradía de los hombros encogidos, del yo no sé nada, a ver si mi padre sabe algo, seguro que mis abogados lo saben, yo firmo? no entiendo? Qué joya de muchacho, no creo que sea culpa de la Logse.

Previamente fue vitoreado en la puerta del juzgado por sus fans; pero lo que más me pasma es la declaración de padre e hijo y las intervenciones de la Fiscalía y la Abogacía del Estado.

Parece ser que su nómina y sus retenciones de IRPF están en regla, me lo creeré, que sus problemas vienen de la publicidad que hace poniendo su cara. Aseguro que he pasado ratos pensando qué he podido consumir, qué producto, qué servicio en cuyo precio estuviese repercutido el coste publicitario pagado a este tipo, he repasado hasta la marca de champú que compro en el supermercado y no lo asocio, pero algo le estaré pagando.

Toda esa pasta gansa cobrada por su cara dura no ha tributado un duro en España, el señorito mandó que se la ingresasen en Uruguay y otros lugares bien escondidos. Tan escandaloso me parece que la fiscal haya sostenido que hay fraude por decisión de su padre (le pide año y medio) y exime al futbolista porque nadie se lo explicó, como que la Abogacía del Estado haya mantenido la petición de 22 meses para ambos acusados, pues considera que aunque Jorge Messi era la persona que supervisó la trama defraudatoria, mantuvo informado de la misma a su hijo quien, a fin de cuentas, era el obligado tributario. Tranquilos, no pasa nada, el fútbol sigue.