Circula en las redes informáticas el vídeo de un diputado alemán del land de Brandeburgo que se pasa dos minutos saludando a todos los grupúsculos que conforman el colectivo de gais, lesbianas, transexuales, y más combinaciones, para acabar con un rotundo "yo me opongo" al reconocimiento que planteaban en dicho estado alemán los verdes. En nuestro país, sin tanta retahíla, se ha formado con los diversos grupos un acrónimo tan difícil de pronunciar que yo sintetizo como el colectivo del sexo trastocado. Ya sé que escribiendo así, sin que exista ofensa a ninguna persona, cosa de la que me cuido muy mucho respetando todas las inclinaciones sexuales, me coloco en el disparadero de los ahí se agrupan, y me pueden llover algún que otro coscorrón en estas páginas. Pero es mi libre opinión a la vista de tantos desajustes provocados con la dichosa ideología de género, que una vez instalada como principio incontrovertible, han roto el marco de lo que siempre hemos conocido, valorado y vivido. Pero no solo eso, sino que manifestarte disconforme con tales planteamientos se considera ofensivo y beligerante -eso lo piensan ellos y actúan en consecuencia- ante esos colectivos.