Sí, eso es lo que decidimos hoy tras un semestre perdido en enredos porque Sánchez no quiso ni hablar con Rajoy ni pactar con Iglesias de quien pretendió el apoyo a cambio de nada, una propuesta absurda a la que Iglesias, lógicamente, se negó. Esa fue la pura realidad por mucho que ahora los socialistas hablen de un Sánchez valiente cogido en la pinza de un Rajoy falto de coraje y de un Iglesias trilero.

Ahora, tras una campaña innecesaria por reiterativa, estamos como estábamos. Hay que celebrar la meridiana claridad de Rajoy e Iglesias. El primero reitera ofrecimiento de gobierno a Sánchez y Rivera para frenar a Iglesias y sus socios a los que, con razón, considera en las antípodas de la moderación y la prudencia, muy alejados de lo que conviene hoy al interés general de España. Se podrá disentir de Rajoy pero no poner en cuestión la lógica de sus posiciones. El segundo, Iglesias, actúa también con meridiana claridad al cortejar al PSOE porque lo necesita para gobernar. Con los sondeos favorables, Iglesias se ve delante de Sánchez y reclama, con razón, la presidencia ofreciéndole la vicepresidencia con la inteligencia política que Sánchez no tuvo con él hace unos meses. Que Iglesias mude semanalmente de ideología y prometa el oro y el moro jugando a conveniencia con las cifras, la Constitución, el futuro del país y de la UE es, a mi juicio, una irresponsabilidad y una seria amenaza pero la claridad y la lógica de su posición son indiscutibles. El caso de Sánchez es distinto porque si, por un lado, es meridiano con Rajoy al que vuelve a negar el pan y la sal, por el otro oculta lo que hará con Iglesias. Sánchez ha declarado solemne que no habrá elecciones en diciembre pero no hay que hacerle mucho caso porque también ha dicho que va a ganar y sobre ambas cosas sólo cabe dudar, por no faltarle al respeto. Si adelanta a Iglesias volverá a pedir su apoyo, con el de Rivera ya cuenta, pero lo que Sánchez no aclara son los dos asuntos más cruciales. Si adelanta a Iglesias, ¿cuánto gobierno le ofrecerá a cambio de su apoyo en la investidura? Si queda tercero, ¿cuánto gobierno le exigirá para apoyarle en la investidura?

Mi impresión es, y de ahí el título de la columna, que, tanto si preside Sánchez porque Iglesias entra en el gobierno, sin carteras no hay apoyo, como, y mucho más, si preside Iglesias porque Sánchez entra en el gobierno, por el mismo argumento, sería Iglesias el auténtico mandamás de la orquesta porque tiene más inteligencia política, más arrojo, más descaro y más claridad de proyecto que Sánchez. Y menos que perder porque aún está empezando. No me cabe duda de que en un pulso ante una decisión importante, Iglesias lo arriesgaría todo y Sánchez cedería hasta la camisa con Rivera de mirón estupefacto. Algo parecido debe temer Felipe González que acaba de rechazar de plano la sociedad con Podemos. Por eso, los silencios de Sánchez cuando se le pregunta por los pactos con Podemos y su recalcitrante negativa a hablar con Rajoy me parecen motivos suficientes para que quien no quiera a Iglesias de presidente o de mandón opte por el candidato gallego a la Moncloa. Del mal el menos, porque de Rivera lo único que cabe decir es que sigue cautivo de Sánchez.

Después del infausto Brexit el Consejo Europeo de jefes de Estado y de gobierno habrá de reorientar el futuro de la UE. No me imagino a Iglesias representando a España en ese trance después de consultar a sus bases y acordar postura con sus socios.