Vivir en A Coruña es realmente bonito, como dice ese cantar popular convertido en himno oficioso por las gentes de esta ribera. Cierto es que el coruñés gasta fama de parrandero y festivo, y que la voz de Ana Kiro logró elevar a los altares de la jarana una duda de difícil resolución: entrar en A Coruña de noche o en el cielo de día. Seguramente Ana Kiro, que en paz descanse, entró en el cielo sobrevolando esa excepcional panorámica que nos regala el aeroplano antes de posarse sobre la pista de Alvedro en los días claros.

Pero también resulta maravilloso dormir en una ciudad donde no hace excesivo frío en el invierno, un general mucho más riguroso con las tierras del interior, ni donde aprieta el calor durante el verano, al contrario que en esa España de sangría, sudor y sofoco. Además, como asegura el humorista Carlos Blanco, Galicia es una potencia en puestas de sol, una extraordinaria característica que muchos ni se imaginan como parte de nuestra identidad.

Viene al caso semejante reflexión por los últimos datos de pernoctaciones en la capital herculina. Más de 407.000 visitantes durmieron en los hoteles de la ciudad coruñesa durante 2015, una estadística que nos acerca paulatinamente a los años anteriores a la pesadilla económica. E igual que entonces, la dependencia del turismo estatal resulta abrumadora, dado que el 80,2% de los turistas tiene DNI español. Este porcentaje subiría más de tres puntos si contásemos a todos los visitantes de la península Ibérica, dado que los 13.324 portugueses que cruzaron el río Miño para hacer noche aquí tienen mucho más de vecinos que de extranjeros para nosotros.

Durante este tiempo de crisis, A Coruña capital pasó de 93 a 69 hoteles y hostales, lo que revela un severo ajuste (25,8%). Y al igual que en los demás sectores, se abre un escenario marcado por la capacidad para leer los nuevos tiempos. Internet ha convertido el mundo en un pañuelo y las redes sociales han transferido el poder de decisión al ciudadano. Puedes aventurarte a visitar una ciudad por la experiencia que ofrece un restaurante, un concierto de música, un museo o un evento deportivo, y también un hospedaje.