Pidiendo más protección policial, y exigiendo que la Fiscalía actúe de oficio, diversas voces han opinado ya ante las tropelías que ha sufrido recientemente la Iglesia Católica, bien asaltando templos con actuaciones y pintadas ofensivas, o con pasquines y carteles irreverentes. Con esas peticiones a quien tiene la obligación de garantizar las libertades públicas, y con actos de desagravio como los habidos en Pamplona, ante la sacrílega mofa de las formas consagradas, o en Valencia y Cataluña, con las imágenes insultantes de las Vírgenes patronas en esos lugares, los católicos concienciados tratan de arreglar tales tropelías. Los anti, los laicistas o los descreídos y todos los que tales ataques a lo católico practican, no se dan cuenta, que más que conseguir daño y deterioro de las creencias, con sus actuaciones están ensalzando lo que ellos dicen no creer, esas supercherías cristianas que tratan de erradicar dicen, porque solo se odia de forma tan visceral lo que está vivo, y con su proceder, bien que duela esas provocaciones y ofensas a sentimientos religiosos, están reconociendo que la Virgen María actúa e intercede, y que Cristo está realmente presente en cada forma consagrada.