Ay, qué miedo me da! El simple anuncio del proyecto de hacer llegar los autobuses interurbanos hasta el cogollo de la ciudad es, cuando menos, preocupante por el caos circulatorio que se puede crear.

Si ya determinadas medidas impuestas para evitar el paso el paso de coches particulares por la avenida de la Marina, orientando el tráfico automovilístico hacia los túneles que acceden a la Ciudad Vieja, ha originado protestas, con constantes embotellamientos en Linares Rivas y la plaza de Orense, imagínense si añadimos el flujo de autobuses -se habla de centenares al día- entrando y saliendo hasta la plaza de Pontevedra o los jardines de Méndez Núñez. Vaticino que la congestión automovilística va a ser total.

Sé que hay técnicos y responsables en movilidad estudiando el asunto, pero sigo con el miedo dentro del cuerpo pues a veces puede más la tozudez de algunos mandamases que se empeñan en ensoñaciones que en su momento ya causaban estupor, y luego gastos cuantiosos que han de soportar los contribuyentes, como el puerto exterior, el tranvía turístico, o el ascensor al monte de san Pedro o el espacio de ocio de la estación marítima por citar sólo algunas ruinosas obras en esta ciudad.