El Día de Galicia, según términos oficiales, Día de la Patria Galega para los nacionalistas, se ha convertido en una jornada de exaltación regionalista, no exenta de artificios. Este año, el BNG trata de emerger de su deriva, mientras el resto de las llamadas fuerzas "progresistas" siguen en la crispación política vernácula, en una parlería pródiga en frases de impacto pero carente de sentido. Hacen falta líderes: sobran sectarismo, pancartas y ruido, en tanto, el pueblo va por otro lado como reflejan las urnas. Galicia viva. Soberanía e Traballo, el lema del BNG, es como una panacea, pero no invita, sin embargo, a que el regionalismo aflore como praxis vivificadora en la mayoría de las gentes, ni siquiera en lo políticamente correcto. Patria, paciencia, traballar aconsejaba mejor Gavinet, uno de los precursores de la Generación del 98 y apasionado de España. En estos días, atribulados e inciertos que abruman a la Unión Europea, conviene recordar lo que Gavinet nos alumbró: la incógnita de si Europa podría llegar a ser un continente sin destino. Falta patriotismo, también en Galicia, cuando las ideas políticas se desmadran de sus senderos naturales. Se ha perdido el sentido de la medida y del paisaje que se respira. Gavinet decía que "la patria es la cantidad de media que de pequeños hemos asimilado". Defendámoslo de cualquier bandería: es la esencia de la tierra.

Otrosidigo

En Sr. Louzán, titular de la Federación Gallega de Fútbol, sigue con su peripecia itinerante, sin cumplir su compromiso con La Coruña donde está fijada la sede federativa. Con desparpajo, evita cualquier acto institucional en nuestra ciudad, vulnerando así el espíritu que prima en la designación de las sedes oficiales. Alguien deberá poner fin a tanta tomadura de pelo.