Sabía de catas de vinos, de aceites, de quesos, pero nunca coincidí con una de hidromiel. De este brebaje había leído en los libros de Tolkien que era el néctar predilecto de los hobbits, y que en relatos medievales sobre todo del norte y centro de Europa se hablaba normalmente de la hidromiel, que antecedió al vino y la cerveza, bebidas que se generalizarían después. Pues he tenido la oportunidad de degustar recientemente, por afecto con el buen hacer de la EFA Fonteboa, centro de promoción rural situado en Coristanco, una cata, y sé que para octubre habrá otra competición -por si alguien está interesado- de más tipos de hidromiel elaborados por los apicultores de la zona. Lógicamente el componente básico es la miel elaborada por las abejas, que tienen ahora un enemigo terrible al acecho: la vespa velutina, en su nombre científico, o avispa asiática, detectada en Francia en 2004 y ya arraigada aquí, con abundantes nidos en la Mariña lucense, el golfo ártabro y parte de las Rías Baixas, que acecha las colmenas para asesinar, sí, sí, persiguen a las abejas y las descabezan, aumentando la mortandad de tan necesarios insectos para la polinización, mortalidad incrementada por el uso de pesticidas en el campo. Así que a denunciar la existencia de nidos de la asesina avispa asiática.