Los desplazamientos en bicicleta aumentan en A Coruña como en todas las ciudades y eso ocurre pese las malas condiciones a las que se enfrentan los usuarios. La red de carriles bici en el municipio coruñés suma 17,3 kilómetros pero repartidos en tramos inconexos que impiden su utilidad real como medio alternativo de transporte. El Gobierno local anunció la pasada semana la construcción de 8,3 kilómetros más que permitirán la conexión del centro de la ciudad con el puente de A Pasaxe y con el campus universitario.

El carril que unirá el centro con A Palloza partirá de la Dársena de la Marina, donde aprovechará la supresión de la mayor parte del tráfico rodado y, una vez en la plaza de Mina, ocupará parte de la calzada. El trazado aprovechará el existente en el parque de San Diego y luego recorrerá la avenida de A Pasaxe hasta llegar al puente, donde enlazará con el paseo marítimo de O Burgo. El carril hasta el campus utilizará el mismo trazado que el anterior hasta llegar a A Palloza y de ahí partirán dos rutas diferentes, una por Cuatro Caminos, Fernández Latorre y Salgado Torres hasta Pablo Picasso y la otra se desviará en Fernández Latorre hacia Pérez Ardá, Salvador de Madariaga y Matogrande.

A este proyecto del Concello coruñés se suman los convenios aprobados el pasado viernes en el pleno de la Diputación que dan luz verde a los primeros 34 kilómetros de carril bici metropolitano. Como ocurre en A Coruña, ya existen tramos de carril bici, pero fragmentados. Se trataría de lograr una vía continua que permitiese conectar Oleiros, Arteixo, Culleredo, Cambre y A Coruña. El plan había sido presentado en 2014 por el anterior gobierno provincial, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha aprobado la inversión de 1,5 millones. El objetivo es que este carril bici comarcal tenga finalmente 78 kilómetros.

Del interés ciudadano que suscita este modo de transporte da la medida el número de propuestas que los coruñeses hicieron llegar al Concello para incluir en los próximos presupuestos municipales. Las iniciativas sobre carriles bici han sido las más votadas por los vecinos, solo superadas por la que plantea la creación de un gran bosque que iría desde el Castro de Elviña hasta Pocomaco. Los presupuestos participativos recibieron hasta 18 propuestas relacionadas con el uso de la bicicleta. Van desde la creación de una red de "vías ciclables" a la instalación de aparcamientos cubiertos para bicis, una estación de Bicicoruña en Eirís, un carril bici por la mediana entre el Obelisco y Cuatro Caminos o un carril bici entre la estación de autobuses y el centro de la ciudad .

El concejal de Mobilidade Sostible, Daniel Díaz, anunció que tras el verano comenzarán los trabajos para construir los nuevos tramos de carril bici que formarán parte del objetivo fijado por el Gobierno local de contar con 107 kilómetros de "vías ciclables" en el municipio para conectar todos los barrios. Esta denominación no incluye solo los carriles bici sino también las calles en las que se favorecerá el uso calmado del tráfico. La implantación de este tipo de vías se realizará de forma gradual y ordenada y en la calzada en lugar de en las aceras con el objetivo de no restar espacio a los peatones.

La utilización de Bicicoruña, el servicio municipal de alquiler de bicicletas, experimenta un crecimiento constante, si en 2015 registró 2.915 usuarios, a finales de junio contaba con 3.167. Por eso es fundamental aumentar el número de estaciones, hasta que la distancia máxima entre ellas sea de 500 metros, de modo que se pueda utilizar el servicio a modo de conexión entre los distintos barrios. También resulta imprescindible habilitar más plazas de aparcamiento de bicicletas.

El reto es ahora conseguir que la bicicleta no se utilice solo para el paseo y como fórmula saludable de hacer ejercicio, que también, sino como una solución práctica de transporte alternativo. Solo hay que darse un paseo por las principales ciudades europeas para ver que es posible conseguir que la ciudad funcione sin apostarlo todo al vehículo privado. Bien es cierto que eso implica un cambio de mentalidad y una toma de conciencia que permita la convivencia entre ciclistas, conductores y peatones. Calmar el tráfico es imprescindible para humanizar la ciudad y ampliar el trazado del carril bici es un buen paso en esa dirección, aunque falte aún un largo recorrido.