Que sí, que no, que te voto, que no lo hago, que me abstengo, que líneas rojas... en resumen, un desastre que parece nos va a llevar a unas terceras elecciones legislativas. Si esto sigue así tenemos a don Mariano de presidente vitalicio, en funciones eso sí. Del Rey para abajo todo el mundo está hasta esos órganos que riman con elecciones. Pues nada, da la impresión de que para septiembre a votar de nuevo... si los políticos no cansan demasiado al personal y este se va al fútbol o de excursión familiar, lo cual no podría extrañar a nadie pues tanto chalaneo pone de los nervios hasta al santo Job.

Me tiemblan las piernas solo de pensar en subir, o mejor dicho escalar, la calle otrora llamada del Cabo Santiago Gómez, que parece se va a llamar Orquesta Sinfónica de Galicia y no de la Ópera como se dijo sería la nueva denominación. Pensándolo bien aunque hicieran otra música también se les debería dar calle a Los Tamara, a Los Satélites y a La Orquesta X. Y digo escalar pues mi colegio electoral está en el Teatro de la Ópera, en la Cantera, y hay que tener una preparación olímpica para llegar hasta allí.

Menos mal que del aburrimiento electoral nos sacan los Juegos Olímpicos de Río, que nos roban el sueño y nos obliga todo el día a movernos medio zombis. Río de Janeiro -Cidade maravillosa chea de encantos mil- debe estar entre las poblaciones más peligrosas del mundo, en ella es harto difícil saber quién tiene el gatillo más rápido, si los delincuentes o la policía, cualquiera de sus variados cuerpos podría tener a Harry el Sucio como monaguillo. En el país tropical de la samba y la caipirinha en eso de la gobernación aun están peor que aquí, con la presidenta de la República suspendida y la gente indignada con el sustituto en funciones de máximo magistrado, como se puso de manifiesto, cuando declaró abiertos los Juegos, con una pitada monumental que atronó Maracaná, dejando chicas a las de chapelicéfalos y barretinocéfalos cuando en la Final de Copa suena la Marcha Real.

Bueno, pues ya se verá lo que pasa tanto en lo que respecta a la formación de gobierno en España, como en la actuación de nuestros deportistas en la Olimpiada carioca. De momento en los Juegos ya llevamos una medalla y en los juegos electorales calabazas a mazo. Como se dice en los toros, que Dios reparta suerte.