Como todos los años por estas fechas, la apatía informativa tuvo ingredientes singulares: el fuego que suele arrasar Galicia y, esta vez, el noventa aniversario de Fidel Castro, a quien hacen la ola la izquierda recalcitrante y algún pedáneo con ínfulas de espadón guajiro. Agosto se nos va y se acaba el tráfico intenso y contumaz, como si La Coruña viviese en la circulación interminable, urbe que la Xunta intenta convertir en una inmensa estación de autobuses, en su obsesión de acogotarnos por el aire (carencia de ayudas en Alvedro) y por tierra, acarreando viajeros a dársenas improvisadas. En tanto, la política regional sigue enrevesada. El poderoso tridente de alcaldes (La Coruña-Santiago y Ferrol), como si estuviera en "turno de oficio", hizo posible la proclamación de candidato de las mareas a Luís Villares, neófito en la vida política, ilustre magistrado, que trata de emerger entre la escasez de líderes de arrastre existente en "progresistas" y "progresadores". No tuvo intervención del dedazo de Pablo Iglesias que, a control remoto, dejó con el tafanario el aire a sus enviados especiales, Bescansa y Echenique, además de Carmen Santos, representante regional, sin que se conozca ninguna consulta a los círculos. Tras los casos de Errejón, Monedero y el propio Echenique, queda en el olvido la promesa de regeneración que postulaban. Ahora, agazapados, esperan el tercer turno, mientras se sacuden de su saturación mediática, encarnados en las mareas gallegas, actualmente en pleamar evanescente. De programas o ideas para nuestra comunidad, nada reseñable. Ciudadanos ha presentado a su candidata para Galicia, la periodista Cristina Losada que, en sus apariciones públicas, semeja timidez y pocos ánimos. El BNG, con Ana Pontón, y el socialista Leiceaga, tampoco realizan esfuerzos imaginativos. Solo aspiran a unir fuerzas con quien haga falta para desbancar a Feijóo. Apelarán a los resortes que ofrece el Estado de Derecho, emoción política, que justifica lo injustificable. El resultado puede ser muy democrático: los que pierden ganan.

Otrosidigo

Coincidiendo con la permanencia en el puerto de la Tall Ships, reaparecieron en algunos puntos de la ciudad los servicios de limpieza, pero se olvidaron el paseo de Manuel Azaña, en la populosa barriada de Los Rosales.