No acabo de entender esto de los grandes y minuciosos acuerdos entre PP y C's si no es para formar un gobierno de coalición lo que supondría, obviamente, que entre ambos suman una cómoda mayoría, la necesaria para hacerlos efectivos. De otro modo, es decir, solamente para apoyar la investidura de Rajoy creo que bastarían algunas concesiones concretas del futuro gobernante al pequeño partido como suele suceder con Coalición Canaria o en tiempos con CiU y el PNV. No sabemos si los acuerdos llegarán a doscientos como en el documento firmado entre Rivera y Sánchez, hecho realmente para salir en la foto unas semanas pero no para un gobierno imposible y ya se sabe que el papel lo aguanta todo, o quedarán en la mitad pero, por lo que puede leerse, se está negociando sobre asuntos importantes, no desde luego sobre el candidato Rajoy ¿dónde fue a parar el veto?, sin la menor garantía de que pasen de las musas al teatro. Uno de los temas fuertes es el de la reforma del modo de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial que ahora se pretende no parlamentario, partidista por lo tanto, sino corporativo como si eso asegurase miembros incontaminados políticamente en el CGPJ. Si la incontaminación se consigue con magistrados no militantes en partidos no hace falta acuerdo alguno porque la prohibición se establece en el artículo 395 de su ley orgánica y si alguien piensa que la no militancia es garantía de incontaminación se equivoca. El último ejemplo es el del ya exmagistrado Villares candidato de Mareas a las autonómicas gallegas. ¿Incontaminado Villares?, déjense de bromas. Pero además, si la Constitución no se reforma, y eso no está al alcance de los partidos negociadores, ¿cómo se consiguen los 3/5 en el Congreso y en el Senado para elegir al menos a ocho de los miembros? Otro de los acuerdos propuestos por C's se refiere al aumento en varios capítulos del gasto social en una cantidad aproximada a los 7.500 millones de euros. Una exigencia que, lógicamente, ha puesto los pelos de punta al gobierno en funciones y que solo se explica en alguien sin la menor experiencia de gobierno y muy alegre con el dinero público. Como tampoco el gobierno pasa por la supresión de las diputaciones y por la supresión o transformación del Senado en algo muy distinto a lo que hoy permite la Constitución. Parece asimismo que se rebajan las exigencias de C's sobre el indulto, la expulsión de investigados, antes imputados, el contrato único y la impertinencia esa de imponer primarias a todos los partidos.

Reitero mi incapacidad para entender el alcance de estas negociaciones si C's no apoya al gobierno, entrando en él sería más lógico, durante la legislatura y mantiene su acercamiento a Sánchez para oponerse duramente a Rajoy, tal como afirmó en su carta a los compatriotas socialistas el pasado domingo. Puedo entenderlas si Rajoy sabedor de que no saldrá investido quiere al menos presentarse el martes con más apoyos que los exclusivos del PP. Demostraría así a Sánchez que él también es capaz de pactar hasta con quien lo vetaba hace semanas y además conseguir, con el voto canario, hasta los 170 votos, a tan solo seis de la mayoría absoluta. Es un planteamiento inteligente porque además pone en evidencia a Rivera capaz de decir ayer una cosa y hoy la contraria según sople el viento. Si el martes Rajoy consigue esos votos, se manifiesta como hombre de Estado y no entra en rifirrafes de detalle con Sánchez habrá ganado aunque pierda.