Para muchos es un descubrimiento saber que España es uno de los países del centro y sur europeos con menos densidad de población, y eso que hemos subido de los 72 habitantes por km cuadrado, de cuando yo estudié el bachillerato, a los 92 y pico actuales. Es decir, que cabemos muchos más hasta alcanzar las cifras de Italia o Francia donde, por ejemplo, con ser bastante superior su densidad de población no se vive nada mal. Acude esta reflexión al hilo de la raquítica cifra de acogida ofrecida por nuestro país a los refugiados sirios que vienen a Europa: solo 850, y si dije raquítica, añadiré ridícula. También me lo recordó el estupendo reportaje publicado el pasado 25 de agosto en esta diario donde se reflejaba que Galicia casi había duplicado su población recibiendo en este verano más de 1,5 millones de visitantes. Hay localidades que quintuplican su población habitual; muchos las triplican con creces. El padrón estacional creció un 20% al pasar de 2,7 a 3,2 millones habitantes en suelo gallego. Ya sé que se trata de visitantes ocasionales y turistas, pero se demuestra que somos elásticos, que donde caben cinco puede entrar diez, y tan frescos