Este gobierno en funciones, que funciona de lo lindo, a toda máquina, se está luciendo con maestría en una de sus habilidades más utilizadas, la de faltar a la verdad; el caso es engañar a los más susceptibles de credulidad, los trabajadores del sector público y su supuesta suba salarial en 2017 y los pensionistas a los que se intenta amedrentar con el peligro que corre su paga y la revalorización de la misma el año que viene.

Ambas argucias están siendo fácilmente desmontadas, si se usa la razón; la primera claramente, un gobierno en funciones, aun con presupuesto prorrogado, puede subir los salarios por real decreto-ley y después convalidarlo en el Parlamento. Por lo tanto, menos amenazas podría hacer el señor Rajoy para que le voten a la fuerza y así seguir presidiendo lo que él considera su feudo.

Más miedo se está sembrando con la sostenibilidad del sistema de pensiones, a los mayores para que voten bien si quieren seguir cobrando, es decir, que le voten a él. A los jóvenes con trabajos precarios para que se convenzan de que no tendrán pensión a no ser que vayan haciendo hucha privada desde ahora.

Pero a nadie explica que desde el año 1995 se constituyó el Pacto de Toledo un acuerdo entre las fuerzas políticas y sociales para controlar la Seguridad Social y evitar el uso político tradicional que se hacía de las pensiones en los procesos electorales. Este Pacto ha sido boicoteado por el PP estos últimos años, lesionando el fondo de reserva y convirtiendo de nuevo a las pensiones en un rehén político.

Es necesario el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones, pero el problema real más grave es el desequilibrio entre ingresos y gastos que este año puede llegar a más de 16.000 millones de euros. Desde la reforma de pensiones de 2011, ya se preveía buscar mayor financiación a partir del año 2027, para hacer frente a las pensiones de los jubilados del baby-boom. Pero la crisis y las políticas austericidas y los recortes del Gobierno han agravado la situación de desempleo y precariedad laboral, provocado el déficit que actualmente registra el sistema y abocado al consumo anticipado del Fondo de Reserva.

Por ello, aún a pesar de los intentos fallidos de investidura, la Comisión parlamentaria del Pacto de Toledo debe constituirse inmediatamente y deben convocarse los espacios de Diálogo Social con sindicatos y organizaciones empresariales, para articular medidas rápidas en materia de cotizaciones, de un lado, de incremento de las fuentes de financiación adicionales vía impuestos, de otro. Posteriormente debe abordarse la revisión del Sistema y volver a colocar las pensiones en el marco de una política estratégica que se sostiene con la participación y el consenso político y social más amplio. La discusión de estas medidas debería ser uno de los ejes centrales del debate político y no volver 25 años atrás y seguir tirándonos los trastos a la cabeza, como ocurre en la actualidad.

Por lo tanto, ojito con quien nos mete miedo y fijémonos bien en la papeleta que escogemos a la hora de votar, para que después no nos amenacen.