Está calentito, recién salido el informe sobre el panorama de la educación en 2016 y la OCDE lanza una advertencia a España, una educación de calidad necesita una financiación pública sostenible y los números cantan: 8,2% del PIB invertido, frente al 11,2% de la OCDE, y todo para seguir a la cabeza de ninis, solo superados por Turquía, Italia y Grecia. Además, el gasto educativo ha mermado más por la caída del 5% del PIB en la crisis y la mayor reducción del gasto público.

El porcentaje de ninis o personas entre 15 y 29 años en España que ni estudian ni trabajan fue en 2015 del 22,8 %, frente al 14,6% de media de la OCDE. En el lado contrario están Islandia (6,2%), seguido de Holanda y Suiza (8,3%). Este es el resultado, veamos la inversión.

España invierte por alumno 6.956 dólares en Primaria y la UE, 8.545. En Secundaria gastamos 8.520 dólares frente a los 10.053 de la media europea. Mayor diferencia hay en FP, Universidad e I+D, aquí invertimos por alumno 12.604 dólares y la media de la UE es de 15.664 dólares. Las cifras son elocuentes.

Nuestros docentes sufren para entrar en el sistema y buscan, en muchos casos, posibles salidas airosas; el salario, el entorno escolar y la carga de trabajo son factores que influyen para permanecer en la profesión. ¿Cómo pueden animar a sus ninis a subirse al ascensor social con la formación como recurso? ¿Qué otras alternativas les está ofreciendo el sistema, además del pasaporte?

El ascensor se toma en el sótano más hundido, con un par de licenciaturas, tres másteres, dos años trabajando en el extranjero, te ofrecen enseñar latín y griego en una academia de barrio como monitor de tiempo libre y contratado por dos horas para trabajar cuatro. Otro ejemplo, ya cogido el pasaporte, llegas y haces la jornada laboral en tu profesión a cambio de techo y catre, después, otra jornada laboral de camarera para poder vivir.

Si estas personas no aparecen como ninis, deberían. Ya no pueden estudiar más, siguen buscando empleo y tampoco trabajan, porque eso es esclavismo. Para el contribuyente ha sido mucha inversión, aunque ya hemos visto que debería ser mayor, para el empresario sin escrúpulos es un chollo. ¿Qué botón se pulsa para dejar de ser nini?

Se cansan de decir que la educación actúa como "ascensor social" y reduce el riesgo de paro, también durante la crisis, pero la realidad nos dice que no es suficiente, que el sistema económico solo favorece a unos pocos, que persisten desigualdades: Los hijos de directivos tienen el triple de probabilidades de alcanzar ese estatus que los hijos de trabajadores.

La verdad es que ya me está repugnando esta criminalización contra los jóvenes sin expectativas, ahora empezaremos contra los mayores de 45 parados de larga duración. Busquemos la solución al problema en la legislación laboral y en el mercado, además de en la educación.