Enfrascados como andamos en otros conflictos importantes o en algunos de pacotilla, de vez en cuando conviene recordar que hay un lugar llamado franja de Gaza, una suerte de campo de concentración en la que malviven los palestinos aislados por tierra con un muro levantado por Israel, por mar y aire con los drones, bombarderos y barcos de la armada israelí desde 2007.

Desde entonces la marina de guerra israelí ha interceptado, cual piratas en aguas internacionales, todas las embarcaciones solidarias que han querido llegar al puerto de Gaza y el último ejemplo ha sido el del velero Zaytouna-Oliva, un barco civil de la ONG Rumbo a Gaza secuestrado la semana pasada, el miércoles 5 a la 16:00, a 45 millas de la costa, al mismo tempo se bombardeaba una vez más a la población civil. En ese velero viajaban 13 mujeres de los cinco continentes en una acción no violenta de denuncia del ilegal bloqueo israelí que son secuestradas y llevadas contra su voluntad al puerto militar de Ashdod donde llegaron cinco horas después. Desde allí fueron seguidamente trasladas a la prisión de Givon, al sur del aeropuerto de Ben Gurion.

Son responsables de acciones civiles pacíficas que protestan también ante la pasividad de la comunidad política internacional, cuyas supuestas buenas intenciones diplomáticas para poner fin a la ocupación de Palestina se prolongan desde 1948 y que gobiernos, como el español no protejan el derecho a la libre navegación, ni condenen los ataques israelíes a barcos civiles, ni hayan llevado a cabo acciones y políticas efectivas para poner fin a la ocupación y el bloqueo.

Recordemos que fue en 1896 cuando el líder sionista T. Herzl, ofreciera dinero a cambio de tierras en Palestina para establecer su estado solo para judíos, tierras habitadas en un 90% por población de origen árabe. Sin solución de continuidad, se iniciaba una compra masiva de tierras en Palestina a la que se sumó la llegada de miles de colonos judíos, en el primer intento por cambiar la demografía del territorio y transferir la población autóctona árabe hacia otros lugares.

Veinte años más tarde, Francia y Reino Unido se reparten Oriente Próximo y Reino Unido da su palabra de que "facilitará la creación de un hogar nacional judío en Palestina, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes". (Declaración Balfour). Desde entonces un cúmulo de acuerdos incumplidos por el Estado de Israel, confiscación de territorios, colonizaciones contrarias al derecho internacional, asesinatos, guerra, más de cinco millones de refugiados palestinos dentro y fuera de Palestina, un muro caprichoso de más de 700 km que aísla a la población del acceso a recursos tan imprescindibles como el agua, destrucción, asfixia, lucha por la supervivencia y muertos, tan lejanos, que parecen no importar a nadie.