Así cualquiera. Ganar sin acudir a las urnas, sin votar, a costa de la desbandada de los sufragios del contrario, es algo inconcebible e incomprensible. Los que ayer, los progresistas, eran oposición, manifestando su rechazo por unanimidad a las aspiraciones de los conservadores, además de no saber qué hacer, con una formación total y absolutamente fragmentada, se vendieron por un plato de lentejas y permiten a sus oponentes ganar una ventajosa posición, para volver a acaudillar el destino del territorio español.

A quien se le cuente que desde tu propia casa, diciendo siempre lo mismo, manipulando, tergiversando la verdad, culpando de todos los males que sufren los españoles al PSOE, cubren con un tupido velo que el PP es un partido corrupto, presidido por un autoritario Rajoy, que solo da la cara para poner a parir al, hasta hora, jefe del PSOE, Pedro Sánchez. Así las cosas, debemos convenir que las votaciones de la Comisión Ejecutiva Federal, de los socialdemócratas, han sido los ultra populares con la participación de unos cuantos cabecillas, seudo progresistas, encabezados por la andaluza Susana Díaz.

Veremos cómo se sale de esta situación. Los socialistas están totalmente tocados. No están iniciando ninguna travesía del desierto ni propician una catarsis colectiva; van directamente hacia una tormenta perfecta, sin rumbo ni aparatos de navegación que les permita una buena orientación. Se ha perdido el rumbo; la recuperación de afiliados y simpatizantes del partido del puño y de la rosa es, en estos momentos, tarea imposible y, salvo el PSC, PSE y partidarios a título individual, sostienen la postura de no votar a Rajoy.

Lo cierto es que cada agrupación es una jaula de grillos que, en el caso de Galicia, no hacen ni caso a los mandatos de la directiva progresista gallega; como ejemplo, la agrupación de A Coruña, dirigida por una señora que hace tiempo tenía que haberse retirado y no seguir en un continuo devaneo ajeno a los intereses de los coruñeses. Todo este esperpéntico espectáculo, en principio y si no se le pone remedio, terminará con la desaparición de una formación política, el PSOE, que fue, desde hace más de cien años, el hilo conductor de la democracia, las libertades y los derechos de los trabajadores.

Con esta situación, al PP y sus dirigentes les está entrando la risa floja; ya se ven en el poder mangoneando a diestro y siniestro; haciendo la vista gorda a la corrupción y corruptores; y la que debiera ser oposición, rodando por precipicio; y de ello, enterándose toda la ciudadanía, supuesto no ruedan en silencio; sí, con barullo y arrastrando en su caída las esperanzas de una oposición seria, consciente de las necesidades de un Estado plurinacional, capaz de ser alternativa de gobierno.