La Coruña pertenece (o pertenecía) al Club Vip de urbes culturales, que agrupa a 43 ciudades, en el que solo le acompañan Barcelona y Madrid de España, según el informe del conocido Instituto Klein. El Festival de Mozart, la Orquesta Sinfónica de Galicia, la Casa de las Ciencias, primer museo interactivo de titularidad pública, la Domus Casa del Hombre, una de las más hermosas creaciones del arquitecto japonés Arata Isozaki, y la Casa de los Peces o Aquarium Finisterrae, considerados ingredientes culturales de primer orden, han merecido el reconocimiento de la crítica internacional. Ahora, se le plantea al Ayuntamiento fijar el destino de la Casa Picasso, el rescate de la concesión del Palacio de la Ópera y lograr la cesión del viejo edificio de la cárcel. Todas las instalaciones que se pretenden rescatar -excepto, naturalmente la antigua prisión- corren el riesgo de que se altere el principio primigenio de su creación, dada la proclividad de los políticos en no hacer suyos proyectos que no han sido de su autoría. En el caso de la que fue prisión provincial, debiera estudiarse la sugerencia de establecer un museo marítimo, que recogiese testimonios y documentación de más de lo 500 naufragios, ya documentados, acaecidos en nuestras costas, para cuyas instalaciones se contaría con la inestimable ayuda de la Unión Europea. La cultura municipal, no puede seguir subordinada al facsímil de tesis impuestas desde posiciones palurdas y emanciparse de cualquier premisa ideológica. La Coruña es una ciudad abierta a todos los saberes, cuya tradición liberal es incompatible con limitaciones unidireccionales que rechaza el espíritu humano, siempre afinado y ahilado in vigilando.

Otrosidigo

El Festival de Mozart no interesó suficientemente al alcalde Negreira y, por lo que se observa, tampoco es objeto de atención de su sucesor. Caso parecido sucedió con el tranvía que circulaba por el paseo marítimo, cuyo interés turístico fue superado por el servicio público que prestaba al vecindario de la zona. Las causas de asobinarlo en las cocheras -nos informan- están relacionadas con la evolución del turismo compostelano, aunque nos cueste creerlo.