La actividad municipal coruñesa necesita modulación, se mueve sin haber establecido un índice de preferencias y, también, sin haber restado maximalismo a componentes ideológicos arcaicos. Alvedro, en la descriptiva "guía rápida", ofrecida por LA OPINIÓN (20-11-16), los representantes de los distintos partidos políticos, hacen bingo al coincidir en que el aeropuerto es vital para La Coruña y que necesita, con urgencia, ser dotado de ayudas a la navegación, además de atraer nuevas rutas, incluso internacionales. La excusa de Vueling, al suprimir la conexión con Bilbao por baja ocupación, ha resultado una falacia, como simplista ha sido la declaración del alcalde de "utilizar la chequera" (la subvención) como hace Vigo, si previamente no se ha analizado los réditos de la promoción turística y el retorno económico de la inversión. El problema de las ayudas a la navegación hay que plantearlo institucionalmente a la Xunta de Galicia que, con Fomento, nos sigue suministrando recetas de distracción. Las manifestaciones públicas de los portavoces del Ayuntamiento de La Coruña no pueden quedar reducidas a un ataque de importancia edilicia, hay que institucionarlas mediante acuerdo plenario y enviar la petición, hecha con firmeza, a los organismos que tienen potestad en el asunto. De no dejar constancia del disgusto ciudadano, quedará el episodio como una anécdota más del costumbrismo antropológico. Recurrir a Martiño Noriega, como propone D. Xulio, para volver a las tantas veces fracasada coordinación aeroportuaria, no pasa de ser una ingenuidad. El mensaje no favorece el valor del producto, máxime cuando la boleada ciudadana no digiere las medidas si se cambia la voluntad por el compadreo tribal.

Otrosidigo

El mercado de Santa Lucía continúa abandonado. Las placeras no vislumbran vías de solución a corto plazo. ¿Qué culpa tienen ellas y el populoso barrio de la Falperra de que la Xunta y el Ayuntamiento de La Coruña no se entiendan?