Cerca de mi casa hay una autopista de pago no rentable que conduce a la T-4 del aeropuerto de Barajas. Tiene a su lado una carretera gratuita, que es la que tomo yo cuando salgo de viaje. Solo pagan quienes caen por error, como en una trampa, en la de peaje. Al pasar, veo las garitas con sus empleados y la cinta negra de asfalto, que brilla como unos zapatos recién lustrados porque apenas tiene oportunidad de mancharse. El taxista siempre dice lo mismo cuando aparece ante nuestros ojos:

-Hay que joderse.

Es como si yo dividiera el pasillo de mi casa, que conduce de la entrada al salón, e hiciera de pago uno de los conductos resultantes. El de pago estaría siempre vacío, mientras que en el otro coincidiríamos toda la familia yendo y viniendo de un extremo al otro. Además, mi mujer y mis hijos me tomarían por loco y tarde o temprano aparecerían unos señores de blanco para conducirme amablemente al frenopático. No sabemos, sin embargo, que ningún responsable del desaguisado de las autopistas haya acabado en la cárcel, ni siquiera en los tribunales, por los cinco mil y pico de millones de euros que nos va a costar la broma. No pasa nada, tenemos la piel de elefante -como Rajoy, según Merkel- y hemos perdido por completo la sensibilidad. De un tiempo acá, las corrupciones nos resbalan.

-Hay que joderse -dijo ayer el taxista cuando pasábamos a la altura de las garitas de la autopista de pago.

-¿Y a quién se le ocurrió esto? -pregunté.

-No se sabe, no hay responsables, lo que único cierto es que las empresas privadas a quienes se concedió su explotación las han abandonado porque no explotaban.

Desconocemos, en fin, de qué cabeza salió la brillante idea de llenar los alrededores de Madrid de autopistas de peaje por las que nadie pasa, como si estuvieran malditas. De vez en cuando aparece un subsecretario o así en la tele y da unas explicaciones en chino. Las palabras que utiliza, una a una, son españolas, pero las combina de tal modo que el discurso, globalmente hablando, parece mandarín. La próxima vez que vaya al aeropuerto pediré al taxista que se meta por la autopista de pago, para amortizarla un poco.