El chabolismo, por su especial delicadeza, requiere afinar los remedios para evitar cualquier reacción que irrite a la sensibilidad ética de los ciudadanos. En La Coruña, los núcleos de Penamoa, Portiño, Puente del Pasaje y Rañas han merecido la atención de los diversos gobiernos locales y, salvo la virtual extinción de Penamoa, no se ha logrado el encaje de sus moradores en la vida ciudadana. Al parecer, sus antiguos habitantes pugnan por regresar, aunque su mayoría se ha trasladado al "campamento" de Narón, el más importante supermercado de la droga del noroeste español. Según datos del municipio ferrolano, el censo de chabolistas ascendió en el último año a 253 personas, integradas en 64 familias. Muchos carecen de agua y electricidad, aunque haya quienes realizan conexiones con estos servicios al margen de la ley. El Concello de Narón, la Diputación y la Xunta desarrollan programas educativos, sanitarios, de convivencia e intermediación en posibles alquileres de viviendas pero los progresos son muy escasos. Los solares que ocupan suelen ser bocados apetecibles para la especulación que, en su empuje, trata de desplazar a los arrendatarios hacinados hacia áreas extrañas, casi siempre de modo ordenancista y sin haber establecido medidas previsoras. El chabolismo coruñés es muy antiguo, circunstancia que refleja la incapacidad gobernante al no haber acertado con la planificación previa, en la que la pedagogía y la asistencia social son imprescindibles. Galicia es una de las comunidades de mayor número de asentamientos chabolistas; fenómeno unido, en buena medida, a situaciones de exclusión y al tráfico de estupefacientes. La Xunta y la Diputación de La Coruña deben acentuar la intervención social, no para hacer uso de sus facultades coercitivas, sino para resolver el problema de alojamiento y acabar con esta lacra inconcebible en el siglo XXI.

Otrosidigo

Ante el centenario de su establecimiento en La Coruña, los Capuchinos, desde 1977 parroquia de la Divina Pastora a cuya feligresía pertenece un sector del Ensanche y la populosa barriada alta del Gurugú, han editado un folleto con los hechos más señalados de su historia coruñesa y citan: 1931, "queman la Capilla" (sic). (Igual suerte corrieron las iglesias de Santa María de Oza y de los Redentoristas). 1956, inauguración del nuevo templo, datos que no figuran en la memoria selectiva. De modo sencillo, señalan cómo la devoción a la verdad, al respeto y a la tolerancia priman en el rigor histórico, más allá de lo que algunos pensadores consideran "libertad informativa negativa".