El 26 de mayo de 2003 tuvo lugar el accidente aéreo del vuelo 4230 de UM Airlines, más conocido como el Yak 42, cerca del aeropuerto de Trebisonda, en el que fallecieron sesenta y dos militares españoles que regresaban a su patria después de más de cuatro meses de misión en Afganistán y Kirguistán.

La tragedia, como todos recordamos, estuvo enmarcada por la comisión de toda una serie de errores; como fueron, el de la identificación de los cadáveres, que se realizó por las autoridades de Turquía, la aparición de tres pies en un mismo féretro, etc., o la contratación de un avión, que alguno de los fallecidos ya había puesto de manifiesto a determinados familiares y mandos del Ejército el mal estado del mismo, pese a lo cual las autoridades españolas nada hicieron para que ese avión no repatriase a nuestros soldados.

Tras casi catorce años de cobardía, falta de caridad cristiana, prepotencia, falta de interés por los familiares de las víctimas y carecer de cualquier tipo de compasión y amor cristiano del señor Trillo, a la sazón, ministro de Defensa en el gobierno del señor Aznar, y del que también formaba parte el Sr. Rajoy, es todavía a día de hoy, una vez publicado el correspondiente informe emitido por el Consejo de Estado, en el que el susodicho personaje y exembajador en el Reino Unido no ha querido pedir perdón por los hechos acontecidos y la falta de diligencia del Gobierno para llevar a cabo las gestiones pertinentes, no ya para que no se produjeran los hechos en sí, si no para que el vuelo 4230 de UM Airlines, jamás despegará del aeropuerto de Trebisonda.

Nadie del Gobierno actual se atrevió a semejante acción de pedir perdón, ni el propio presidente del Gobierno, quien se limitó a decir no hace muchos días: "Eso recuerdo que es un hecho que ocurrió hacer bastantes años y ya fue juzgado", ni tampoco cuando recibió a los representantes de las víctimas en La Moncloa. ¡Qué poca vergüenza tienen los miembros de este gobierno, que se decía que su composición era para llevar a cabo un profundo cambio en la manera de cómo tratar los asuntos: "Ahora se hace necesario abrir vías de diálogo con todo el mundo y escuchar a todos aquellos que algo tienen que decir". Esa sería la intención, pero ahí se quedó, en solo intención respecto a los familiares de las víctimas del Yak 42.

Una persona, solo una, de todo el Gobierno, María Dolores de Cospedal, se atrevió a "pedir perdón en nombre del Estado", en una comparecencia ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, celebrada el pasado día 16 de enero. El Sr. Rajoy se limitó a decir: "Espero que a partir de ahora hagamos las cosas bien". La cobardía le lleva a no ser capaz de pedir perdón.

En mi modesta opinión, la señora ministra quiso quedar bien, tratando de meter en el mismo saco a todos los españoles, al referirse al "Estado", como entidad jurídica que pide perdón. El Estado somos todos, los cincuenta millones de españoles, y señora ministra: Los únicos que tuvieron que ver con semejante catástrofe, fueron unos pocos, los altos mandos del Ministerio de Defensa y los miembros del Gobierno español en aquel momento. Por ello, señora ministra, le felicito porque al menos usted dio un paso adelante, que nadie más se atrevió a hacer, pero entiendo que no es suficiente, tendría que pedir perdón en nombre del Gobierno, al igual que el Sr. Rajoy, que es a quien responsabiliza el informe del Consejo de Estado.