Este fin de semana hay congreso de dos de los partidos del cuarteto imperfecto que domina la vida política. El del PP será una misa mayor convencional y aburrida -pero eficaz- con un único morbo relevante -salvo sorpresas-: cómo Rajoy torea el triple cargo de Cospedal. La vicepresidenta debe estar tranquila ya que pese a los nulos frutos de la operación diálogo con Cataluña, los españoles le dan la mejor nota de todos los ministros -un 3,97- y los electores conservadores se la suben al 6,97. ¡Casi notable!

Por el contrario el de Podemos tiene máximo morbo pero se presenta conflictivo, quizás destructivo. Errejón es mucho Errejón para ser el segundo de un líder mesiánico-lunático que dice cosas difíciles de casar. El jueves aseguró (a El País) que "la única posibilidad de que gobernemos es entendernos con el PSOE" (cierto). Y que "para todas las cosas importantes el PP y el PSOE se ponen de acuerdo" (falso o muy exagerado). ¿Entonces?

La última encuesta del CIS da pistas de cómo los españoles ven la situación cuando ya llevamos varias semanas de legislatura y las cosas se han normalizado bastante. Los índices de confianza económica y política mejoran algo sobre los meses anteriores pero están todavía por debajo de los de hace un año. Los españoles están un poco más tranquilos que en otoño pero siguen nerviosos. El de confianza política, que oscila entre 0 y 100 y que en septiembre estaba en un mísero 28,5 ha subido al 36,8 pero está todavía un 7% por debajo de hace un año y muy lejos del 50 que sería el inicio de la zona de confort.

Y los dos grandes partidos generan sentimientos contradictorios. No gusta el PP, pero es el preferido a la hora de votar. Y se sienten cercanos al PSOE pero no confían en él para gobernar. Curioso? pero cierto.

Preguntados por su ubicación política la media de los españoles se sitúa en un centro-izquierda muy prudente, un 4,76, mientras creen que el PP está en una derecha desacomplejada, un 8,21. A una distancia sideral. Por el contrario, al PSOE lo ven muy pegado a la media, en un 4,74. El PSOE es pues un partido cercano, que gusta, mientras que al PP lo sienten lejano. Incluso su líder, Mariano Rajoy, recibe una nota baja del 3,10 (solo peor que la de Pablo Iglesias) mientras que el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, es el mejor valorado de los grandes partidos (4,12), aunque es el menos conocido.

Sin embargo, a la hora de votar el PP gana al PSOE por goleada. Su intención de voto está en el 33%, igual que en las últimas elecciones y ahora catorce puntos por encima de los socialistas. Y la gestión del Gobierno de Rajoy es juzgada buena o muy buena por el 15% de los electores mientras que solo el 4,7% (la tercera parte) dice lo mismo de la oposición del PSOE.

Y el PP tiene satisfechos a sus electores. Los españoles dan notas muy bajas a los ministros (un 2 o un 3) mientras que para los votantes populares todos, excepto uno, reciben un aprobado. Quizás la razón principal es que -pese a la mucha lluvia que ha caído- el PP transmite estabilidad porque no ha cambiado de líder -bueno o malo- desde el 2004, y además ahora la economía crece. Por el contrario, el PSOE perdió en plena crisis y ha cambiado de líder tres veces. Y al último lo despidió con escándalo y todavía no se sabe quién lo dirigirá en el futuro.

Pintemos con brocha gorda: hoy a los españoles les gusta el PSOE pero no creen que sea buen negocio casarse con él. Y sienten lejano al PP pero aceptan un matrimonio de conveniencias.

Vayamos a los otros. Podemos no baja pero no se beneficia nada de la crisis del PSOE -el único partido que sube en intención de voto- y Pablo Iglesias es un líder discutido y el peor valorado. ¿Y C's? Pues estable pero con la desventaja de ser una bisagra coja, que no puede condicionar al Gobierno porque la suma de los dos no tiene mayoría.